Herman Melville. Billy Budd, marinero.

febrero 17, 2009

Editorial Salvat, 1971. 152 páginas.
Tit. Or. Billy Budd. Trad. José María Valverde.

Herman Melville, Billy Budd, marinero
Momento equivocado

La obra más famosa de Melville es Moby Dick, pero escribió otras. La experiencia de leer Moby Dick es curiosa. Es un libro largo, mucho más de lo necesario para contar la historia que todos conocemos. El autor se deleita en explicar con todo lujo de detalles como son los balleneros y los puertos donde atracaban. Quizás con demasiados detalles. Pero arte no le falta.

En esta novela -inconclusa, por lo que parece- también hay muchas páginas para lo breve de la anécdota (ojo que se destripa el libro): un marinero un tanto simple pero buena persona al que coge manía un suboficial. Al delatarle delante del capitán Billy le da un puñetazo y lo mata. La pena para eso es la muerte, aunque la razón esté de parte de Billy, y el capitán debe tomar una difícil decisión.

En la wikipedia en inglés se dan detalles del argumento y un buen análisis: Billy Budd. Se equipara la figura de Billy a la de cristo -quizá sobreinterpretando-, pero yo no he visto nada de eso. Lo que sí he visto es un homoerotismo bastante claro, pero puede que sean mis sucios ojos pecadores.

El libro tiene una fundamentación histórica y es de fácil lectura. Una obra menor, pero recomendable. Hay una adaptación al cine: Billy Budd


Extracto:[-]

Una estrella semejante, al menos en aspecto, y algo de ello también en naturaleza, aunque con importantes variantes que se echarán de ver en el transcurso del relato, era el garzo Billy Budd, o Baby Budd, como se le llegó a llamar al fin en circunstancias que luego se indicarán; de veintiún años de edad, gaviero de proa en la Armada Británica, hacia finales de la última década del siglo xvm. No mucho antes de la época del relato subsiguiente, había entrado a servir al Rey, habiendo pasado, en el Mediterráneo, de un barco mercante inglés que regresaba al puerto, a un setenta-y-cuatro-cañones en viaje de salida, la nave de Su Majestad Indómito, barco que, como no era raro en aquellos días de premura, se había visto obligado a hacerse a la mar con menos de su número adecuado de hombres. Inmediatamente cayó sobre Billy, a primera vista y aún en el portalón, el teniente Ratcliffe, oficial de reclutamiento, antes de que la tripulación del mercante se dispusiera formalmente a la revista en cubierta, para su inspección detenida. Y sólo a él eligió. Pues bien fuera porque los demás hombres que se alinearon ante él quedaran en desventaja al lado de Bilíy, o bien fuera porque tuviera escrúpulos al ver que el barco mercante estaba más bien escaso de hombres, el hecho fue, de todos modos, que el oficial se contentó con su primera elección espontánea. Con sorpresa de la tripulación del barco, aunque con gran satisfacción del teniente, Billy no puso reparos. Claro que cualquier reparo hubiera sido tan ocioso como la protesta de un canario encerrado en una jaula.

Notando su asentimiento sin quejas, casi jubiloso, diríamos, los compañeros lanzaron al marinero una sorprendida mirada de reproche silencioso. El capitán era uno de esos dignos mortales que se encuentran en todos los oficios, aun los más humildes; esa clase de persona a quien todos están de acuerdo en llamar «un hombre respetable». Y —cosa no tan extraña de señalar como podría parecer —, aunque arador de las agitadas aguas, luchando toda la vida con los intratables elementos, no había nada que ese- ánimo honrado amase tanto en el fondo de su corazón como la calma sencilla y la tranquilidad. Por lo demás, andaba por los cincuenta, un poco inclinado a la corpulencia, con cara atractiva, sin patillas, y de color agradable: un rostro más bien lleno, humano y comprensivo en su expresión. En un día claro, con viento propicio y todo en su sitio, cierta vibración musical de su voz parecía ser el auténtico rebose libre de la intimidad de ese hombre. Tenía mucha prudencia, mucha meticulosidad, y había ocasiones en que estas virtudes eran para él causa de excesiva inquietud.

18 comentarios

  • Cluje febrero 17, 2009en10:54 am

    También hay una canción de Morrissey, bastante recomendable, con el mismo título. De todos modos, no soy yo un gran fan de Melville, cuento Moby Dick entre mis grandes decepciones.

  • Seikilos febrero 17, 2009en1:43 pm

    Hay versiones de Moby Dick sin la parafernalia técnica naval. Tengo para mí que Melville empezó a escribir el libro con una idea, y las musas lo llevaron por la mitad de la cosa para otro lado, por eso tiene esa forma curiosa: empieza dispersa como una pieza de piano de Chopin, y termina vigorosa y visceral como una sinfonía de Beethoven.
    De Billy Budd recuerdo muy poco; mucho más me impresionó esa precuela de Kafka que fue Bartleby. Dicen que Melville la escribió porque nadie apreció a su ballena blanca.

  • Libros febrero 17, 2009en8:52 pm

    Nunca pude con Moby Dick. Es el típico que tengo en la pila de libros por leer desde hace años y no me atrevo…

  • Pingback:

    www.eledelite.es

  • Palimp febrero 18, 2009en7:21 pm

    Es normal que Moby Dick decepcione. Tiene mucha fama y luego tiene excesiva paja. Pero si la resistes la historia es un clásico, y con razón. El autor se dispersó mucho, pero es un esfuerzo que merce la pena. Sabiendo lo que te vas a encontrar claro.

    Yo tampoco recordaba mucho del libro -es una relectura- pero ahora cuando no me acuerde leeré esta sinópsis y no me ahrá falta volver a leerlo. Tengo unas ganas tremendas de leer Bartleby y ¡demontres! no lo encuentro.

    Mariana, anímate. Poco a poco. Pero merece la pena el esfuerzo.

  • Cluje febrero 20, 2009en9:59 am
  • Palimp febrero 21, 2009en6:53 pm

    Ahora no tengo excusa ¡Gracias!

  • Seikilos febrero 24, 2009en6:40 pm

    Hay una traducción de Bartleby por Borges 🙂

  • Palimp febrero 24, 2009en7:49 pm

    Será cuestión de encontrarla 🙂

  • Seikilos febrero 26, 2009en4:26 pm

    Esta edición es la de Borges (comparada con mi original): http://www.bibliotheka.org/?/ver/21284

  • ericz febrero 27, 2009en6:47 am

    Yo tengo Cuentos completos, traduccion de Mario Giacchino, 1977. Empieza, Soy un hombre más bien maduro. Y Borges puso, Soy un hombre de cierta edad. Y Melville, I am a rather elderly man.

  • Seikilos febrero 27, 2009en2:41 pm

    La traducción de Borges es excelente. Hay un ensayo que la analiza parcialmente y la compara con la de Chamorro: http://www.periodicos.ufsc.br/index.php/fragmentos/article/viewPDFInterstitial/6040/5610

  • ericz marzo 1, 2009en8:05 am

    La traducción de Borges es reconociblemente borgiana. Recuerdo que al leer la traducción de Woolf también reconocí trazos reconociblemente borgianos pero no con tanta frecuencia.

    Y esto no te lo dije antes, pero en Seikilos todo el tiempo siento que estoy leyendo textos -como diré- de innegable influencia borgiana, en particular la del joven Borges, comentarista de El Hogar, y de sus primeros ensayos.
    Cambiando de tema, que vida larga tuvo Borges. El joven Borges es el de los cuarenta años cumplidos.

  • Seikilos marzo 11, 2009en8:33 pm

    Es difícil para mi sacarme el «patrón Borges» de encima. Un día hice consciente la convicción mía de que nadie escribe mejor el español que él, lo cual es una idea extraña, por no decir necia. Me doy cuenta, por ejemplo, de que hay palabras que Borges elige por sobre otras, y esas palabras terminan siendo las definitivas para mí, las que vale la pena usar, por eufonía, por etimología, por elegancia. Luego toda otra elección es necesariamente inferior. Lo mismo puede decirse del ritmo, de la sintaxis, de la puntuación, y uno termina acosado por fantasmas, por la angustia de la influencia. Recuerdo el caso de Beckett: acosado por el inglés de Joyce, termina escribiendo en francés para no escribir como su maestro. A Eco le pasa con Borges (no con su lengua, pero sí con su estética), a Buzzati le pasó con Kafka. A diferencia de esos casos ilustres, es claro que yo no soy escritor, nunca escribí ficción ni poesía, sólo escribo esos textos cortitos para Seikilos, pero en el afán de que estén correctos, me entra el «patrón Borges»: no se trata de la emulación o la copia, sino de la certidumbre de que el español se escribe así. Peleé por escribir de otra manera, hice algunas modificaciones conscientes, pero no puedo sacarme la sensación de que esas pequeñas victorias son en realidad concesiones a una prosa inferior, a un castellano más chambón y menos cuidado.
    Bueno, creo que está mal decir todas estas cosas en «casa ajena», pero como dejaste esto aquí, contesté aquí. Agrego que no sos el primero que me lo dice, y que me da vergüenza que sea así, pero no encontré todavía una solución.

  • Palimp marzo 15, 2009en1:00 pm

    Seikilos, aquí puedes decir lo que quieras, ya lo sabes. Por mi parte, no creo que sea malo tener el patrón Borges. Ya quisiera yo.

  • track 08 octubre 28, 2012en8:01 am

    Me caga el término homoerotismo!!! el erotismo es un constructo social que viene como un producto secundario al acto sexual, al no ser parte necesaria del instinto de reproducción que marca necesariamente un un acto heterosexual me parece absurdo el uso del prefijo homo al referirse al erotismo en cualquiera de sus formas!!!!

  • Palimp noviembre 12, 2012en6:04 pm

    No estoy seguro de entender el comentario, pero si por lo que parece liga al erotismo exclusivamente con la heterosexualidad me parece profundamente equivocado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.