Título original: Forever Peace.
Traducción: Rafael Martín.

Ediciones B, S.A. Madrid, 2003.
ISBN: 84-663-1092-4
Género: Ci-Fi

Resulta que el año pasado me dio por pedir que me regalaran durante mi cumpleaños, Navidad y Reyes, todos los premios Hugo y Nébula de la Historia. No cayeron todos, pero si bastantes. Uno de ellos fue Paz Interminable, premio Hugo (1998) y premio Nébula (1998).

No se por qué, este libro me ha costado casi un año acabarlo, todavía no encuentro la razón, no se si es porque me lo estaba leyendo sin la suficiente motivación, si es que el ritmo es demasiado lento para mi gusto o si es que he encontrado algunos tópicos y diversos embrollos narrativos que no me enganchaban lo suficiente. El caso es que al final lo terminé, y puedo decir que antes de recomendaros este libro, mejor leáis cualquier otra cosa. No es que este esté mal, es que tampoco es una maravilla, al menos desde mi punto de vista.

El resumen de la novela es (copio textualmente parte de la contraportada):

Transcurre en la Tierra en un futuro cercano, cuando el Primer Mundo ha alcanzado un bienestar casi increíble gracias a la nanotecnología y al uso de un artefacto llamado «nanofragua» que es, en esencia, una máquina que hace todo lo que uno desea siempre que tenga a su disposición las materias primas. El Primer Mundo no permite que esas nanofraguas salgan de sus fronteras y el Tercer Mundo sólo accede a ellas a cambio de seguir una política obediente y amistosa. A causa de este enorme desequilibrio, más de cien países se hallan envueltos en insurrecciones activas.

Yo añado: la existencia de las nanofraguas no es tan relevante a lo largo de la historia, y mira que daba mucho juego. La narración se centra en describir la conexión mental entre personas y se obsesiona en tratar de explicar qué sentiríamos si pudiésemos conectarnos bidireccionalmente unos con otros.

La idea es buena, conoceríamos lo que conoce la otra persona, viviríamos sus experiencias, sentiríamos lo que siente el otro y lo más importante: NO HABRÍA SECRETOS NI INTIMIDAD entre las personas interconectadas. Esta idea es la que yo creo que se debería haber explotado más.

Pero bueno, se limita a unos científicos que se conectan e intentan salvar el mundo intentando detener un proyecto que sonaba más a conspiración política (con políticos de altos vuelos pertenecientes a una secta) que a experimento científico revolucionario. Y luego los persiguen y pelean y se disparan y etc. etc. etc.

Quizá alguien haya podido ver en este libro algo que yo me he perdido.

Está visto que los amigos quieren dejarme descansar 🙂 . Nueva reseña de Germán con otro clásico de la ciencia ficción. Yo me lo he leído, pero la verdad es que no me acuerdo; no debió gustarme demasiado.

(Un día, un libro 219/365)