Federico García Lorca.La Zapatera prodigiosa.

junio 8, 2009

RBA editores, 2008. 50 páginas.

Federico García Lorca, Obras completas
Reconquista del amor

Amor bruto, descarnado, el de esta Zapatera por su Zapatero; sin rastro de amabilidad. Sólo tiene ternura para el niño que de tanto en tanto aparece. ¿Es de extrañar que el Zapatero marche? Pero en el amor no hay punto final, sólo punto y seguido. Muchas veces se puede deshacer lo andado y aprovechar la sabiduría que nos ha dado el camino.

Sin ser escrita para títeres, tiene elementos en común con El retablillo, e incluso hay un guiño al entrar el Zapatero como titiritero. Personaje fuerte, de ternura escondida, esa Zapatera. Paciente y constante, hasta demasiado, el Zapatero. Uno se alegra del final feliz.

Pica, salta, brilla, el lenguaje de Lorca.

Puedes leerlo aquí:

La Zapatera prodigiosa


Extracto:[-]

Acto Segundo

La misma decoración. A la izquierda, el banquillo arrumbado. A la derecha, el mostrador con botellas y un lebrillo con agua donde la Zapatera friega las copas. La Zapatera está detrás del mostrador. Viste un traje rojo encendido, con amplias faldas y los brazos al aire. En la escena, dos mesas en una de ellas está sentado Don Mirlo, que toma un refresco y en la otra el Mozo del sombrero en la cara. La Zapatera friega con gran ardor vasos y copas que va volcando en el mostrador. Aparece en la puerta el Mozo de la faja, y el sombrero plano del primer acto. Está triste. Lleva los brazos caídos y mira de manera tierna a la Zapatera. Al actor que exagere lo más mínimo en este tipo, debe el director de escena darle un bastonazo en la cabeza. Nadie debe exagerar. La farsa exige siempre naturalidad. El autor ya se ha encargado de dibujar el tipo y el sastre de vestirlo. Sencillez. El Mozo se detiene en la puerta. Don Mirlo y el otro Mozo vuelven la cabeza y lo miran. Ésta es casi una escena de cine. Las miradas y expresión del conjunto dan su expresión. La Zapatera deja de fregar y mira al Mozo fijamente. ( Silencio)

ZAPATERA Pase usted.

MOZO DE LA FAJA Si usted lo quiere…

ZAPATERA (Asombrada) ¿Yo? Me trae absolutamente sin cuidado, pero como lo veo en la puerta…

MOZO DE LA FAJA Lo que usted quiera. (Se apoya en el mostrador.) (Entre dientes): Éste es otro al que voy a tener que…

ZAPATERA ¿Qué va a tomar?

MOZO DE LA FAJA Seguiré sus indicaciones.

ZAPATERA Pues la puerta.

MOZO DE LA FAJA ¡Ay, Dios mío, cómo cambian los tiempos!

ZAPATERA No crea usted que me voy a echar a llorar. Vamos. Va a usted a tomar copa, café, refresco, ¿diga…?

MOZO DE LA FAJA Refresco.

ZAPATERA No me mire tanto que se me va a derramar el jarabe.

MOZO DE LA FAJA Es que me estoy muriendo ¡ay!

(Por la ventana pasan dos majas con inmensos abanicos. Miran, se santiguan escandalizadas, se tapan los ojos con los pericones y a pasos menuditos cruzan.)

ZAPATERA El refresco.

MOZO DE LA FAJA (mirándola) ¡Ay!

MOZO DEL SOMBRERO (mirando al suelo) ¡Ay!

MIRLO (mirando al techo) ¡Ay!

(La Zapatera dirige la cabeza hacia los tres ayes.)

ZAPATERA ¡Requeteay! ¿Pero esto es una taberna o un hospital? ¡Abusivos! Si no fuera porque tengo que ganarme la vida con estos vinillos y este trapicheo, porque estoy sola desde que se fue por culpa de todos vosotros mi pobrecito marido de mi alma, ¿cómo es posible que yo aguantara esto? ¿Qué me dicen ustedes? Los voy a tener que plantar en lo más ancho de la calle.

MIRLO Muy bien, muy bien dicho.

MOZO DEL SOMBRERO Has puesto taberna y podemos estar aquí dentro todo el tiempo que queramos.

ZAPATERA (fiera) ¿Cómo? ¿Cómo?

(El Mozo de la faja inicia el mutis y Don Mirlo se levanta sonriente y haciendo como que está en el secreto y que volverá.)

MOZO DEL SOMBRERO Lo que he dicho.

ZAPATERA Pues si dices tú, más digo yo y puedes enterarte, y todos los del pueblo, que hace cuatro meses que se fue mi marido y no cederé a nadie jamás, porque una mujer casada debe estarse en su sitio como Dios manda. Y que no me asusto de nadie, ¿lo oyes?, que yo tengo la sangre de mi abuelo, que esté en gloria, que fue desbravador de caballos y lo que se dice un hombre. Decente fui y decente lo seré. Me comprometí con mi marido. Pues hasta la muerte.

(Don Mirlo sale por la puerta, rápidamente y haciendo señas que indican una relación entre él y la Zapatera.)

MOZO DEL SOMBRERO (levantándose) Tengo tanto coraje que agarraría un toro de los cuernos, le haría hincar la cerviz en las arenas y después me comería los sesos crudos con estos dientes míos, en la seguridad de no hartarme de morder.

(Sale rápidamente y Don Mirlo huye hacia la izquierda.)

ZAPATERA (con las manos en la cabeza) Jesús, Jesús, Jesús y Jesús. (Se sienta.)

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