Seix-Barral, 2014. 224 páginas.
Me estreno con el autor con esta novedad con buenas críticas pero que finalmente no ha sido para tanto.
Está estructurado en tres partes. En la primera una pareja se enfrenta a la terrible pérdida de su hijo. En la segunda se reconstruye una posible infancia de Jesús de Nazarte. En la tercera, una viajera en una isla griega se encontrará a un compatriota que le hará un curioso regalo.
El sentido parece claro e incluso se explica en algunas partes del libro; a pesar de lo terrible la vida sigue. La literatura puede ser una manera de exorcizar (vaya palabra) fantasmas. Personalmente no me ha gustado demasiado. Una prosa demasiado lánguida y, quitando el desgarro emocional de la primera parte, la historia tampoco es excesivamente rompedora. Como me ocurre otras veces, que dentro del libro se valoren partes del libro me rechina.
Aún así tiene algunas partes salvables (la escena de los tres reyes magos, por ejemplo) y es corto, así que no da tiempo de aburrirse. Aquí no ha gustado: “Niños en el tiempo” de Ricardo Menéndez Salmón , pero aquí: ‘Niños en el tiempo’, de Ricardo Menéndez Salmón y aquí: Niños en el tiempo. Ricardo Menéndez Salmón sí.
Calificación: Pasable.
Extracto:
Y se dijo que quizá la literatura no fuera sino otra forma de religión, otra práctica supersticiosa mediante la que se combatía a la muerte con un arma fantasmagórica: la palabra. Sus libros se le aparecieron allí, en aquel minuto de quietud en el interior de la iglesia, como otro grito humano para luchar contra el destino común. Otros tenían sus ritos, su misterio encarnado; él tenía su tabernáculo de papel, un lugar en que ningún cadáver se pudría por los siglos de los siglos, pero al cual también acudían peregrinos de todo el mundo.
Las estanterías de mi biblioteca, esa que existe en el mundo de la vigilia, están repletas de libros que reflexionan sobre el sentido de la literatura. Por qué se escribe. Para qué se escribe. Cuál es la finalidad de todo este esfuerzo a menudo ingrato. Son libros inútiles y a la vez profundos. Todos esconden un punto de verdad, pero ninguno es la verdad. Quizá porque no hay verdad ninguna que desvelar en este caso.
—No lo sé —confieso—. No creo que la literatura sea algo que tenga que ver con la felicidad o con el bienestar. Supongo que es algo que hay que hacer porque no queda otro remedio. Como respirar o comer. Si no respiras, mueres; si no comes, mueres. Hay personas, sólo unas pocas en realidad, que si no escriben, mueren.
2 comentarios
Yo leí hace poco Gritar, también del mismo autor, y hubo dos relatos que me encantaron, otro par que está bien y el resto no me apasionó. Lo mismo me ha ocurrido con Mire al pajarito, de Vonnegut, sobre el que tenía puestas muchas esperanzas (pero con motivos opuestos: en Vonnegut, por exceso de tendencia naif y en Menéndez Salmón por espesura).
Pensaba dejar al autor de lado, pero igual pruebo con ese Gritar. De Vonnegut me suele gustar todo, no sé qué opinaré del libro que comentas… casi me da miedo leerlo.