Edaf, 1997. 160 págs.
Tit. Or. Legends of the sufis.
Reorganizando los libros de mi biblioteca me topé con estas leyendas y siendo como soy adepto de Nasrudin lo metí en mi lista de libros pendientes. Me tengo dicho que si no recuerdo nada de un libro es porque no merece la pena, pero no me hice caso.
Esperaba encontrar un catálogo de cuentos que me pudieran servir en mi labor de cuentacuentos y catálogo es, pero de enseñanzas morales y místicas. Nada parecido a la socarronería de Nasrudin, sino todo lo contrario. Además, muchas de las enseñanzas del libro hay que tomarlas con pinzas. Al igual que en la Biblia y otros libros religiosos, los maestros gastan un mal genio poco edificante.
Si no nos ponemos el manto como toca nos puede pasar esto:
Antes de dejar Balkh, Baha Veled vio un día a un hombre que estaba practicando sus oraciones en la gran mezquita en mangas de camisa con su manto sobre la espalda. Baha lo reprobó, diciéndole que se pusiese el manto adecuada y decentemente y que después continuara sus devociones. «¿Y qué pasa si no lo hago?», preguntó el hombre con un tono desdeñoso. «El alma como muerta obedecerá mi orden, dejará tu cuerpo, ¡y tú morirás!», respondió Baha. Al instante, el hombre cayó muerto; y las multitudes acudieron en tropel para convertirse en discípulos del santo que hablaba con tal poder y autoridad.
Ojito con contestar al maestro:
En cierta ocasión Jelal ordenó a uno de sus ayudantes que fuera a arreglar cierto asunto. El ayudante respondió: «Si Dios quiere.»
Al oír esto, Jelal se agitó y meditó: «¡Estúpido, tonto gárrulo!» El ayudante se desvaneció echando espuma por la boca.
Los discípulos intercedieron por él. Jelal expresó su perdón y el ayudante se recuperó.
El feminismo tampoco está muy presente en el libro:
Kira Khatum, la mujer de Shemsu-d-Din, era una mujer hermosa y también muy virtuosa. Sin embargo, un día sucedió que, sin su permiso ni conocimiento, la abuela de Sultán Veled y sus asistentas tomaron a Kira con ellas para dar un paseo por las viñas de la ciudad.
Por azar, Shemsu regresó a casa cuando ella estaba todavía fuera. Preguntó por ella y fue informado de dónde había ido y con quién. Él quedó enormemente contrariado ante su ausencia.
Apenas Kira regresó a casa cuando empezó a sentirse mal. Sus piernas se pusieron rígidas como palos y se quedó sin movimiento. Continuó gritando y lamentándose durante tres días y entregó su espíritu el mes de Sha’ban del año 644 d. H. (diciembre de 1246 d. de C. Pero hay que comparar una fecha contradictoria dada en el núm. 9 de este capítulo).
Nota para mi mismo: no lo vuelvas a leer, que no merece la pena.
2 comentarios
Que alejados los ejemplos que has puesto de mi idea sobre la religión sufí. esto me ha echo recordar que, por ejemplo hay algunos párrafos en la biblia que me indignan,otros que me parecen discutibles y otros que me golpean como verdades maravillosas y profundas. ojala algún día todos nos alejemos de los dogmas y nos permitamos discernir sobre cualquier tema. un saludo
Sí, yo también tenía otra idea de la religión sufí. Estoy a la busca de otra perspectiva en otro libro. Un saludo y gracias por la visita.