Ed. B, 1997. 373 pág.
Tit. or. The terminal experiment. Trad. Pedro Jorge Romero.
De Sawyer he leído bastantes obras porque es un participante habitual de los Premios UPC de ciencia ficción (en breve se recuperarán en este cuchitril las reseñas de estos premios que se hicieron en el otro). Ninguna me había gustado. El leer en la portada la frase ‘¿Es Sawyer la respuesta canadiense a Michael Crichton? Muy posiblemente sí.’ tampoco es que me tranquilizara demasiado. Y con bastante razón.
Para probar sus teorías sobre la inmortalidad y la posible vida después de la muerte, el doctor hobson ha creado tres simulaciones de su propia personalidad. Una tiene eliminada toda la referencia a la existencia física. Otra no tiene ningún concepto sobre envejecimiento y la muerte. La tercera no tiene ninguna alteración y sirve como control. Todo va bien hasta que una de las simulaciones empieza a cometer asesinatos…
Me ha gustado más que todas las anteriores que he leído de él, pero nada más. La idea es interesante y la novela tiene ritmo, pero el resultado es más bien flojo. Para pasar el rato.
(Un día, un libro 232/365)
Escuchando: Felación. Porno para ricardo.
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