Asociación cultural Grafein, 2008. 144 páginas.
Ilustraciones de Vanesa Domingo
Es una suerte conocer en persona a Iván Humanes, uno de los autores de este excelente libro, lo que me ha permitido no pasarlo por alto. 101 coños hace honor a su título; 101 piezas breves alrededor del sexo femenino. Microrelatos, piezas poéticas, reflexiones en prosa; textos cuidados que van más allá de la provocación alcanzando -perdón por el chiste involuntario- una profundidad insospechada.
No diré que todos son magníficos -entre tantos de todo tiene que haber- pero muchos lo son, y en general son muy buenos. Las ilustraciones acompañan muy bien y el libro se convierte en una pequeña obra de arte, muy bien editada.
Al final tienen una mínima selección para que se hagan una idea. Mis elogios son sinceros y no tiene nada que ver mi amistad con uno de los autores. Al revés, cuando presté el libro a un amigo mío me lo devolvió diciendo ¿De verdad conoces a uno de los escritores?. Siempre que cuento alguno de estos textos el público los recibe muy bien.
Seguro que todavía puede encontrarse. Búsquenlo, merece la pena.
Extracto:[-]
—¡Ábrete, Sésamo! —dijo Alí. Y el coño se abrió. Lunas después ella le confesaría que habían sido bastantes más de cuarenta los ladrones en entrar antes ahí.
Con Internet llegó también la democracia a la contemplación, rápida y sin contemplaciones. Claro está que no es lo mismo verlo en la pantalla de un ordenador que delante de uno, vivito y coleando, como quien dice; poder olerlo, acariciarlo, probarlo. Y el mecanismo de la excitación no depende tanto del «elemento privado» en particular, o al menos no en su mayor parte, sino de la circunstancia que rodea su aparición. Les pongo un ejemplo y prometo dejarles en paz: hace unos días estaba esperando la salida de mi avión en el Tegel de Berlín cuando se sentó enfrente de mí una joven de unos veinte y pocos. Llevaba una falda algo corta y cuando separó las piernas observé que no llevaba ni tanga ni bragas. La luz en el aeropuerto era diáfana y la distancia entre ella y yo corta, de modo que pude observar claramente aquel cono depilado contrayéndose mientras ella comía un bocadillo. Los días anteriores los había pasado en compañía de una amiga berlinesa y he de decir que no había tenido poco sexo, al contrario, mucho y bueno. Pero en aquel momento tuve que meterme en uno de los servicios del aeropuerto y masturbarme. Hoy es el principal recuerdo de mi viaje y, por supuesto, el que cuento a todo el mundo.
Eva le dio a Adán la manzana con que la serpiente pretendía tentarlo, pero él prefirió el higo.
Los oiremos pasar, los verás pasar, y trenzaremos piernas, liaremos brazos y uniremos sexos, haciendo nacer de la nada el árbol milenario. Ellos se posarán en nuestras ramas (tejemos mundos, no lo olvides; ellos unen aire). Los monos que duermen en las copas del árbol saldrán del sueño y a mordiscos querrán destrozar a las aves celosas. Cada segundo se ajustará a sus graznidos, si somos débiles: el follaje entristecerá. Nos mirarán. Seremos dos y ellos. Y esperaremos a que se vayan y nos dejen otra vez solos, con los monos —vigilantes eternos— durmiendo el universo, para que tú y yo construyamos un árbol más grande, para que del árbol nazca una selva inmensa bien enredada, infinita, que cubra el mundo de negro, tape el cielo, y cante nuestra victoria sobre el vuelo cruzado de las aves.
5 comentarios
Suena interesante, preguntaré en mi librería de confianza.
Que tengas suerte 🙂
He visto que has comenzado el útimo de Hofstader, confieso que había votado un par de veces para que lo comenzaras, a mí me da un poco de pánico; aunque lo miro de cuando en cuando con cariño : ahí está en la estantería durmiendo junto a su hermano mayor ‘EGB un eterno y grácil bucle’.
A ver si me animas.
Saludos
Querido, la suerte es mutua. Muchas gracias. Seguro que algunos breves en tu boca, saben mejor. 😉 Abrazos.
Lo que llevo leído es como para animarse, aunque se ha colado otro libro por en medio.
IHB, de nada. Un abrazo.