Incluye los siguientes relatos:
Colores monstruosos
El pozo
Todo lo mirado reclama un ojo
La pesadilla de la historia
La tercera transformación
La canción del espectro
Ofrenda
El horizonte del grito
El sueño del hermano o como la voz se hace paisaje (Colores monstruosos)
Que tienen todo lo que me gusta en relatos de este tipo: que estén bien escritos, que sugieran ambientes extraños y sobrenaturales pero sin carteles de neón, y que te dejen vivir en ese mundo extraño cuando el texto ha terminado. Todos sin excepción tienen su punto y me han encantado.
Ha sido todo un descubrimiento, y estoy viendo que la editorial, Lava tiene muy buen ojo.
Muy bueno.
El motor de la Toyota rugía. Entramos en la carretera y nos desplazamos por la llanura. A lo lejos la vegetación se imponía. Ese verdor era de una densidad apabullante.
¿Sabe que hay un video?
No, dije.
¿Cornelius no se lo mostró?
No
Sonrió, aceleró la máquina. Tomó un desvió y subimos una pendiente en dirección a una serranía.
Mire, no sé qué le pasó, dije. No tengo idea de con qué gente se relacionaba. Si alguien tiene preguntas, pues soy yo.
Le hicieron un corte limpio a sus ojos, dijo Ortuño. Se los rebanaron como si fueran uvas y los pusieron en una cajita de vidrio. Eso es lo que muestra el video. Solo se ven las manos de quien efectuó la operación. Lo que significa que había al menos dos personas.
¿Preguntó a la gente de la morgue? ¿Entrevistó a los trabajadores y a los que esperaban reconocer a sus muertos?
¿Me está diciendo cómo hacer mi trabajo?
No, dije, y suavicé el tono. No le estoy diciendo cómo hacerlo. Lo único que sugiero es que alguien pudo haberlos visto. La morgue no es un sitio grande. Además, debe haber alguna especie de protocolo de seguridad. No creo que cualquiera pueda colarse sin llamar la atención.
Los entrevisté de forma personal, dijo.
¿Y?
Nadie vio nada.
Pueden haberle mentido.
¿Está diciendo que la gente de mi pueblo es mentirosa?
Resoplé, agobiado por ese juego estúpido que no nos llevaría
a ningún lugar. Por la ventanilla vi una bandada de loros que se perdían en las copas de los árboles.
Solo me gustaría saber quién mató a mi hermano y secuestró el cuerpo. ¿Cree que pudieron ser los narcos?
Es posible, pero convengamos que los narcos por esta zona no tienen esa vena dramática. Si te quieren muerto te matan y ya.
¿Qué hacen con los cadáveres?
¿A qué se refiere?
Cuál es el procedimiento. ¿Dónde los botan?
Se rio. La respiración, ruidosa, quizás por el cigarro, se confundía con el ruido del motor.
Los dejan donde sucedió la matanza. No tienen ningún procedimiento especial. Nos dejan ese trabajo a los funcionarios públicos. Nosotros tenemos que lidiar con la pringadera.
¿Nunca han robado cuerpos de la morgue?
No.
La Toyota pegó un saltito y siguió avanzando. Al volcarme vi el pozo. La vegetación era cada vez más tupida.
¿Puedo preguntarle a dónde vamos?
Ortuño retiró la vista de la carretera y me miró a los ojos.
¿Qué cree que hacía su hermano por esta zona?
Desde hace años habitaba la frontera. Trabajaba de cualquier cosa. Lo último que supe es que laburaba como vaquero en algunas estancias.
¿Tiene mujer, hijos?
Tenía una mujer.
Ella entonces debe saber algo. Gente con la que se involucraba. La mayoría de los que dejan la ciudad y vienen a estos pueblos escapan de algo. ¿Su hermano se metió en problemas?
No.

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