
Penguin Random House, 2025. 106 páginas.
Libro que gira alrededor del acto de escribir, los problemas de encontrar un lenguaje que construya destruyendo, reflexiones acerca de qué es y qué no es la literatura, un poema, esa extraña mezcla que habita en los márgenes y que es cuando no es.
Como no podía ser de otra manera, todos los textos rozan también lo poético y lo narrativo, porque la escritura de Negroni florece en la mezcla, en la hibridación fructífera. El resultado es un libro que se lee en un momento pero que nos deja material para horas de reflexión.
Muy bueno.
La Argentina no escapa a la regla. También su historia literaria es generosa en figuras descarriadas que se alzaron como faros de un sector prohibido y terminaron conformando un curioso contracanon rápidamente incluido en los programas de estudio de las universidades, tanto locales como extranjeras.
Damián Tabarovsky lo denunció en su libro Literatura de izquierda: calificó al mercado y la academia como dos lugares «a salvo» con «sus banales centralidades y sus prestigiosos márgenes».
Ahora bien, si este canon marginal está compuesto casi en forma exclusiva por varones (como lo estuvo antes el boom de la literatura de América Latina en la década
de los 70), las mujeres, aunque rezagadas, no hemos quedado exentas de las así llamadas «operaciones» literarias.
De hecho, en los últimos años ha habido un creciente interés del mercado por la literatura escrita por nosotras, quizá para estar en sintonía con los movimientos sociales favor del aborto, o contra la violencia de género.
Mi idea es que hay que prestar mucha atención cuando tecnología y mercado se unen para celebrar las heterodoxias, sobre todo, cuando estas se encuentran muy pegadas al presente y pueden transformarse en una apuesta a favor de lo más vendible. Frente a
eso, no se me ocurre mejor estrategia que buscar la heterodoxia fuera del marco temporal del presente.
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