Emilia Pardo Bazán. La Quimera.
Novela / enero 3, 2018

Cátedra, 1991. 584 páginas. El joven pintor Silvio Lago llega a España con la intención de hacerse un nombre en el mundo del arte. Tras trasladarse a Madrid empezará a tener un nombre en los círculos de la buena sociedad, que enseguida le realizan encargos. Pero para él no es suficiente, él busca el Arte con mayúsculas, algo que vaya más allá de sus retratos al pastel. Tras una serie de aventuras amorosas viajará a París en busca de mejores horizontes. No es la novela que más me ha gustado de doña Emilia. Abunda en opiniones acerca de pintores del momento (y clásicos, hay un largo viaje del pintor por las capitales europeas evaluando las joyas de los diferentes museos). Estas opiniones son de la autora, y aunque resultan muy interesantes desde un punto de vista histórico, narrativamente lastran la narración demasiado. Pese a esto la autora sigue brillando en descripción de personajes, muestra de ideas y conflictos amorosos. Además se trata de una novela en clave. El protagonista es un trasunto de Joaquín Vaamonde, y Minia Dumbria, protectora del pintor, es la propia Emilia Pardo Bazán. Todo esto y algunas identificaciones más se explican muy bien en el prólogo,…

J. M. Fonollosa. Ciudad del hombre New York.
Poesía / enero 2, 2018

Acantilado, 2001. 134 páginas. Este año me he propuesto leer más poesía, para la que reconozco ser bastante negado. Pero los poemas de Fonollosa, algunos de los cuales adaptó Albert Plá en un disco, son de los que te llegan directamente al estómago. Bajo los títulos de diferentes calles de Nueva York se va dibujando un mundo en el que cabe todo; angustias del amor y del deseo, muertes violentas, desesperanza y violaciones. Es un libro que he disfrutado mucho, página a página, que he ido degustando poco a poco. Porque son poemas que dejan poso. Casi siempre el poema entero, en ocasiones versos tan certeros como este: Las mujeres que quiero van con otros. . Hermoso y brutal. Broad street Devoro la belleza de tu rostro: el compacto de polvos, colorete, algo de negro rímel de pestañas, el sombreado de párpados y crema facial. En ti saben a pan angélico. Arribo a la pintura de tus labios que consumo anhelante y te arrebato decenas de microbios deliciosos que tu lengua transporta hasta la mía. Y desde tus arroyos de saliva mi beso se desliza por tu cuerpo sorbiendo las bacterias que pululan sobre tu body cream y el tembloroso…