Sergio del Molino. La hora violeta.
Ensayo / junio 2, 2017

Mondadori, 2013. 194 páginas. Oí en una serie lo siguiente: ‘Si has perdido a un ser querido, ya sabes lo que se siente. Si no, no puedes ni imaginarlo’. No puedo imaginar, ni de cerca, lo terrible que debe ser que se muera tu hijo. Tampoco como puede ser el proceso de crear un libro a partir de ese dolor. Lo leí en un viaje en tren y no paré de llorar desde el principio. No es un libro sensiblero, al contrario, en muchas ocasiones es casi documental, periodístico. Pero el dolor está ahí, y se transmite. Te arrasa, como a esos padres indefensos frente al avance de una enfermedad contra la que no se puede hacer nada. Duro, abrasivo, no leer en momentos de ánimo bajo. Las doctoras descolgaron el teléfono y aguantaron el mal humor de no sé cuántos colegas impertinentes hasta que lograron que un ecógrafo y su enfermera trasladaran el equipo a la habitación. El hombre estaba enfadadísimo por la humillante situación en que creía encontrarse. Fuera de su consulta, obligado a trastear su máquina por los pasillos como un buhonero en una sonata de Valle-Inclán. Envilecido, expulsado de su chateau de mierda. Irrumpió en el…

Karel Capek. Nueve cuentos.
Cuentos / junio 1, 2017

Siruela, 1993. 234 páginas. Trad. Jitka Mlejnkova y Alberto Ortiz. Ya conocía la calidad del Capek cuentista, y por eso no me ha sorprendido la alta calidad de estos cuentos para niños, modernos en sus planteamientos pero bebiendo en las fuentes clásicas. Hay magos y duendes, princesas y príncipes, pero mezclados con burocracia, investigaciones policiales y humor, mucho humor y ternura, marca de los buenos escritores. Para niños de todas las edades. Capek es un gran escritor, en este libro me ha recordado al gran Cunqueiro. -Yo jamás me he topado con ningún gnomo —afirmó el guardia Bambas—. Mi zona hasta ahora era Dejvice y en esas casitas nuevas no hay ninguna criatura, ni ninguna aparición, ni ningún fenómeno sobrenatural, como suelen llamarlos. —¡Huy!, por aquí hay un montón de ellos —dijo el guardia mayor—. ¡Y antes hubo muchos más, sí señor! Sin ir más lejos, junto al dique de Sitkov habitaba un hombrecillo de las aguas desde que el mundo es mundo. La policía jamás tuvo que ver con él, tan buen hombrecillo de las aguas fue. El hombrecillo de las aguas de Liben es un viejo zorro, pero el de Sitkov era una persona muy correcta. Por ello…