Miguel Serrano Larraz. Autopsia.
Novela / febrero 11, 2015

Candaya, 2013. 400 páginas. Mal, muy mal. Nos empeñamos en exagerar las virtudes de los libros para venderlos y luego, cuando no están a la altura, nos parecen peor de lo que son. En la contraportada se afirma sin rubor que es el heredero de la chupa de Bolaño. Pues va a ser que no. El protagonista del libro se llama como el autor, vive en Zaragoza como el autor y ha escrito los mismos libros que el autor, pero según afirma en una entrevista no es el autor. Narra vivencias de su niñez y juventud, que giran principalmente alrededor de unos pocos ejes. Una paliza que le dieron unos skins y a partir de la cual escribió un poema por el que le premiaron. La culpabilidad por lo que le hizo a una niña en el colegio. La figura de Hans Cartop, un dj famoso que salía en crónicas marcianas y que lo admite en su círculo de amigos. Poco más. El resto, hasta completar las 400 páginas del libro, es barroquismo verbal y no del mejor (tampoco del malo insoportable, pero sí algo cansino). Me he reconocido en algunas anécdotas cotidianas pero ¿para qué contarlas si no tienen…