LLevo ya casi 10 años opinando en este cuchitril sobre los libros que leo. Aquí aterriza gente de todo pelaje que, supongo, unas veces coincidiran con mi criterio y otras no. Las reacciones son de dos tipos: – Hablo mal de un libro que al visitante le ha gustado En estos casos la entrada se llena de comentarios defendiendo las bondades del libro y criticando mi dudoso gusto y escasa inteligencia. Si ponen a parir algo que te gusta están cuestionando tu juicio y te toca defender no tanto al autor como a ti mismo. Las reseñas desfavorables son las más comentadas. – Hablo bien de un libro que al visitante no le ha gustado A los ojos del visitante el que tiene mal gusto soy yo, y salvo alguna sonrisa de suficiencia no hay motivos para entrar a comentar. Salvo dos excepciones: cuando el que entra es un amigo/conocido y en el caso de ser un escritor patrio que está empezando. Ya lo decía Anne Lamott: De todas las voces que oigas en Radio Malaonda, la más difícil de sojuzgar será la de los celos. Los celos son un ataque en toda línea a cualquier contingente de confianza que…