Orbis, 1984. 228 páginas. Estupenda novela, con el mismo ambiente y casi continuación de Primera memoria (agradezco la suerte de haberlas leÃdo en el orden correcto). Muy bien escrita, con un lenguaje sabroso y denso. Francisco Ortiz también la alaba: Los soldados lloran de noche. Y es que por mucho que les duela a los admiradores de Olvidado Rey Gudú, Ana MarÃa Matute antes escribÃa muchÃsimo mejor. Calificación: Muy bueno. Un dÃa, un libro (233/365) Extracto: Por este gran mar oscuro, por el mar de bocas oscuras que se abren y cierran a mi espalda, a mis costados, por el mar de párpados hipócritamente velados, entre siseos de dientes carnÃvoros, pidiendo algo con destino a | sus mismas fauces y colmillos. Puede ser rojo el incienso, como puede serlo el cielo, las noches que amenaza tormenta, como la luna las vÃsperas del temporal, siempre sobre un indescifrable mar. Un mar que me envuelve y me empuja hacia donde nunca he deseado…, y lo sé, lo sé, porque aún late en mà aquel muchacho que bajaba corriendo al huerto del declive, donde me esperaban los que me dieron por hermanos, con mis brazos llenos de paquetes y regalos de Navidad, declive…