No me importa que me llamen abrazanenúfares. Soy una persona muy familiar y no los veo porque vivo lejos (a lo mejor por eso soy tan familiar). En estas fiestas, como dice el anuncio, uno vuelve a casa a encontrarse con los suyos. Además, siempre he pensado que cualquier excusa es buena para tener una fiesta. Hace tiempo que no estoy un fin de año toda la noche de juerga, pero el espÃritu permanece. Quizás algún dia vuelva a las andadas. No me molestan lo papanoeles, la cantidad de gente que hay por la calle, ni los simpáticos gruñones que navidad tras navidad protestan y reniegan del espÃritu de estas fiestas. ¿Consumismo? Sólo si tú quieres y lo que hagan los demás no importa. ¿HipocresÃa? Si un malnacido intenta portarse bien cuatro dÃas siempre será mejor que nunca ¿no? Igual hasta le coge gusto. Es sabido que estas fiestas tienen raices paganas. El solsticio de invierno marca el punto en el que el sol vuelve a calentar la tierra, el dios renace y trae esperanza y prosperidad. Esto queda muy bien explicado en el especial de navidad de las Reflexiones de Repronto cuya frase final es, como es habitual, certera…