Esclavo lector
Sin categoría / septiembre 30, 2006

Como recordarán los habituales de esta página en mayo lancé una propuesta: yo ponía los libros que tenía pendientes en un set de flickr y ustedes decidían cual es que debía leer. La idea no cayó en saco roto y no tardé en recibir unas veinte órdenes. No crean que cual esclavo remolón me he escaqueado de la misión. Los deberes están hechos y, salvo unos cuatro libros que tengo pendientes porque se despistaron en el traslado, todos están leídos y reseñados. La entrada anterior a esta nota corresponde al primer libro de la lista y el resto irán apareciendo en este Cuchitril con la periodicidad que mis obligaciones me permitan. Pero no quería abandonar la idea del Esclavo Lector, así que he decidido ampliarla y mejorarla. Si pinchan aquí podrán ver mi lista actual de libros por leer (unos cien, aproximadamente). Para tomar el control sobre mis lecturas y decidir que libro debo leer sólo tienen que emitir su voto sobre cualquier libro de la lista. Sólo se puede votar una vez por día pero podrán votar tantas veces como quieran. Cada vez que acabe de leer un libro consultaré la lista y el que más votos tenga será…

Ricardo Piglia. El último lector.
Ensayo / septiembre 30, 2006

Editorial Anagrama, 2005. 190 páginas. Lectores, al fin Le tenía ganas a Piglia, tantas que haciendo caso omiso a mi habitual tacañería, compre este ejemplar seminuevo. Como fue votado por ustedes en primer lugar en el esclavo lector y oír es obedecer, me puse con alegría a la tarea. Para empezar un equívoco. Me figuraba que era una novela y me he encontrado con un ensayo sobre literatura. Empieza con un prólogo en el que nos cuenta la historia del hombre que esconde una réplica de la ciudad de Buenos Aires en su casa y acaba con un breve epílogo en el que afirma que para el último lector su lectura siempre es inactual, está siempre en el límite. Entre ambos aprenderemos ¿Qué es un lector? de la mano de lectores tan ilustres como Borges y Hamlet. Nos adentraremos en los amores de Kafka, marcados por la lectura o por la necesidad de sentirse leído. La novela negra tiene su apartado en Lectores imaginarios ¿sabían que Marlowe leía a Flaubert? Hasta un revolucionario como Guevara era un hambriento lector, que viajaba con una biblioteca de campaña de allí para acá. Los dos últimos capítulos, La linterna de Anna Karenina y…