Connie Willis. Por no mencionar al perro.
Ci-Fi / enero 3, 2006

Ed. B, 1999. 539 pág. Tit. or. To say nothing about the dog. Trad. Rafael Marín Trechera. En busca del tocón perdido Cuando leí este libro, hace ya unos cinco años, ya había leído de la autora ‘El libro del día del juicio final’, pero fue con este con el que me enamoré -literariamente hablando- de Connie Willis. Es extraño, porque todos sus libros siguen el mismo esquema de pareja de científicos que se conocen y al final se enamoran. También porque en muchas ocasiones ni siquiera tienen nada de ciencia ficción, aunque entren dentro de esa categoría difusa de ‘libros que les gustan a los que les gusta la ciencia ficción’. En ocasiones puede ser francamente ñoña. El caso es que no se por qué, pero es una autora que me gusta. Tanto que esta es la cuarta vez que me leo este libro, quizás el más divertido de su producción. Ned Henry tiene una misión que cumplir: debe encontrar el tocón del pájaro del obispo, un horrible artefacto que es imprescindible para la correcta reconstrucción de la catedral de Coventry. De él depende que la unidad de viajes en el tiempo reciban el patrocinio adecuado por parte de…

Roberto Bolaño. 2666. (VI)
Novela / enero 3, 2006

Editorial Anagrama, 2004. 1125 páginas. Conclusión No me asusta caer en el tópico, y repetir la opinión de Rodrigo Fresán: no tiene mucho sentido leer sobre 2666; hay que leer 2666. Pero si Rodrigo, pese a tal declaración de principios, siguió escribiendo, no veo porque yo no he de hacer lo mismo. Es difícil hablar de una obra tan buena. Cuando leí ‘Los detectives salvajes’ la juzgaba insuperable. Me equivocaba. La extensión de la obra parecía propiciar una calidad irregular. Volvía a equivocarme. Su carácter de inconclusa me hacía temer algún final abrupto. Errado de nuevo. Si se nota algo en falta es en la parte de Amalfitano, pero es una opinión personal. He disfrutado todas y cada una de las páginas de 2666. Para poner la última cita sólo tuve que abrir el libro al azar y empezar a copiar. Confieso sin rebozo mi admiración por la calidad literaria de Bolaño, que me impactó con los detectives y que se supera en este libro. Sueños, espejos, crímenes sin explicación, locura, misterio. El desierto de Sonora. Enumeraciones. Geometría. Algas. Y gente, mucha gente. En esta novela no hay personajes. Todos son reales. Hasta el mítico Archimboldi, al que empezamos a…

Roberto Bolaño. 2666. (V)
Novela / enero 2, 2006

Editorial Anagrama, 2004. 1125 páginas. La parte de los Archimboldi El climax del libro. ¿Qué relación tiene el escritor con los crímenes? ¿Por qué se esconde? ¿Cuál ha sido su vida? ¿Qué hay detrás de sus libros? Todo queda explicado en la última novela, que nos narra la infancia de Archimboldi, el por qué de su nombre, su historia y la causa de su viaje a Santa Teresa. Sólo una cita para no desvelar demasiado. Mañana, despedida y cierre. -Un libro viejo también es el pasado – dijo Archimboldi-, un libro escrito y publicado en 1789 es el pasado, su autor ya no existe, tampoco existe su impresor ni sus primeros lectores ni la época en la que el libro fue escrito, pero el libro, la primera edición de ese libro, aún está aquí. Como las pirámides de los aztecas -dijo Archimobldi. -Odio las primeras ediciones y las pirámides y también odio a esos aztecas sanguinarios -dijo Ingeborg-. Pero la luz de las estrellas me marea. Me dan ganas de llorar -dijo Ingeborg con los ojos húmedos de locura. (Un día, un libro 266/365) Escuchando: Lamento Cubano. Bebo Valdés.

Roberto Bolaño. 2666. (IV)
Novela / enero 1, 2006

Editorial Anagrama, 2004. 1125 páginas. La parte de los crímenes Con una minuciosidad horripilante Bolaño nos describe todos y cada uno de los crímenes que van ocurriendo en Santa teresa y alrededores. No nos ahorra horror alguno, y junto con el malestar de los asesinatos ocurridos por algún motivo que parece demoníaco, nos golpeará el de las muertes acometidas por asesinos más normales; novios, amantes, familiares. La vida de los judiciales encargados del caso, de los periodistas que lo han investigado, de algún extraño complot y del único acusado en firme son los únicos descansos que encontramos. Citas: El basurero no tiene nombre oficial, porque es clandestino, pero si tiene nombre popular: se llama El Chile. Durante el día no se ve un alma por El Chile ni por los baldíos aledaños que el basurero no tardará en engullir. Por la noche aparecen los que no tienen nada o menos que nada. En México DF los llaman teporochos, pero un teporocho es un señorito vividor, un cínico reflexivo y humorista, comparado con los seres humanos que pululan solitarios o en pareja por El Chile. No son muchos. Hablan una jerga difícil de entender. La policia preparó una redada la noche…