Ambrosio García Leal. La conjura de los machos.
Ensayo / agosto 29, 2005

Ed. Tusquets, 2005. 384 pag. El por qué del sexo Imagino el escándalo que los primeros libros de Freud debieron provocar. Decir en una sociedad con una moral victoriana que el sexo es el principal motor de las motivaciones humanas debía ser algo más de lo que podían aceptar. Quien lo decía tenía una poderosa teoría que parecía explicar -y curar- enfermedades mentales de las que en ese momento se sabía tan poco implicaba que había que tomárselo en serio. Tan en serio se tomó que aún hoy en día el psicoanálisis es una terapia extendida, a pesar de las dudas sobre su eficacia. Su mayor problema es, aunque sea paradójico, lo que parecía su mayor virtud: su capacidad para explicar todo. Tanto explica que al final no explica nada. Las intuciones de Freud tienen un escaso -o nulo- sustrato científico y experimental. Todo lo contrario que la sociobiología. Basándose en que todo comportamiento procede de una larga evolución y que debe servir a algún propósito, consiguió un rotundo éxito al proponer modelos que lograban explicar el altruismo que se observa en muchas especies -sobre todo en los insectos sociales-. ¿Cómo puede ser adaptativo el sacrificarse por un hermano? Porque…