Ramón Galí. Hypatia y la eternidad.

febrero 15, 2010

Es ediciones, 2009. 380 páginas.

Ramón Galí, Hypatia y la eternidad
La antorcha del progreso

Me llegó un ejemplar por cortesía del autor y me enfrasqué en su lectura esperando una biografía de Hypatia al rebufo de Ágora. Nada de eso. La novela comienza con la muerte de Hypatia, pero a partir de aquí su espíritu empieza a vagar libre recorriendo las mentes de personajes claves en la historia de la humanidad.

Pero no es la historia a la que estamos acostumbrados. No sabía si etiquetar al libro como ucronía pero el autor me tranquiliza denominándola precisamente así. ¿Y qué es una ucronía? Una especie de ¿qué hubiera pasado si…?. En este caso ¿Qué hubiera pasado si la biblioteca de Alejandría no se hubiera quemado?

El libro recorre las vidas de genios como Leonardo Da Vinci, Isaac Newton o Albert Einstein, pero en este mundo alternativo sus descubrimientos siempre van uno o dos pasos por delante de los que hicieron en nuestro mundo. Es un ejercicio intentar reconocer a los modelos antes de que al autor revele todas las pistas, y es divertido imaginar qué hubieran descubierto estos talentos si el mundo hubiera tenido apenas un poco más de suerte.

También lo reseña JJ y destaca su valor educativo. Si consigue despertar curiosidad por los personajes que aparecen, énhorabuena. Yo por mi parte agradezco la parte de ucronía porque las novelas históricas nunca han acabado de convencerme.


Extracto:[-]

DESDE LA PERSPECTIVA del vulgo, una mujer encaramada a la élite intelectual y económica, la que me proporcionaban mis alumnos, no generaba especiales simpatías. Así que la masa anónima no movió un dedo. «A quienes Dios quiere destruir, primero los enloquece» decía el bueno de Eurípides. Y para mí es un loco aquel que mira para otro lado cuando se desmorona el mundo a su alrededor.

El escenario de tan atroz deshonor, el antiguo templo de culto del emperador, y la fecha elegida parecían unirme por un hilo invisible con otro personaje histórico, mucho más conspicuo que yo: ni Julio César ni una servidora supimos guardarnos de los idus de Marzo. La suerte que corrí ya es conocida. El hecho de mi desaparición física acaeció tal y como fue trazado en mis sueños.

Los monjes me desnudaron por completo o, para ser exacta, me arrancaron la ropa con violencia en una fuente ya dentro del antiguo templo. Luego me dejaron unos minutos de pie, con el agua llegándome a las rodillas, convertida en el epicentro de todas las miradas. Una vez allí, la conjunción de la luz que se filtraba por las vidrieras iridiscentes, mi serenidad, los nenúfares que cubrían parte de mi piel y la brisa de violetas que siempre me precedía, me hicieron sentirme más bella y segura que nunca. Algunos monjes parecían desconcertados ante la que luego describirían, amplificando la realidad, como la «casi mitológica fuerza de su imagen».

Me ruboriza más relatar la escena que otrora vivirla, así que parafrasearé a un buen cronista de lo sucedido, advirtiendo no obstante la carga de exageración poética que tienen sus palabras. De todos los textos, reconozco, este es el que más alimenta mi ego por épico, algo que necesito en mi situación actual: la soledad más absoluta y demoledora que puede sentir cualquier ser pensante. Solo añadiré un dato al escribiente: Mi dolor de cabeza había desaparecido por completo.

10 comentarios

  • Luis febrero 15, 2010en10:40 am

    Nunca me han hecho demasiada gracia los «Y si…» con respecto a este tipo de cosas. Tampoco comparto el gusto por las novelas históricas al uso.

    Siempre he pensado que personas con el potencial de Newton, Einstein u otros hay muchos entre nosotros, pero que el desarrollo de esa potencialidad (y más si se trata de un cambio de paradigma) es una cuestión de azar, de dar con el click que despierta la curiosidad y que se den las condiciones adecuadas. Si alguien -merced a la supervivencia de aquella biblioteca- hubiese dado una explicación previa que hubiese satisfecho la primera curiosidad de Isaac sobre el famoso manzanazo, igual hoy sólo seria el tipo que le puso muescas al canto de las monedas para que no le escatimaran los valiosos metales; o si Einstein en lugar de aburrirse mortalmente en la oficina de correos hubiera trabajado diseñando obras públicas, esa capacidad de esfuerzo intelectual hubiera tenido, muy probablemente, otro destino.

    No recuerdo dónde lo leí (*), pero – hablando de la pérdida de la biblioteca – venía a decir algo asi como que el progreso científico no depende de la obra de ningún genio sino que es fundamentalmente una cuestión de tiempo porque son cosas que están ahí, y si no es un titán, muchos menos grandes, antes o después, darían o volverían a dar con todo ello; en cambio la pérdida de las joyas literarias de la antigüedad en la quema fue la verdadera e irreparable pérdida. Algo similar a saber que Cervantes escribió una obra muy celebrada sobre las andanzas de un hidalgo pero que todo lo que te quedase de su obra fuese un fragmento de El licenciado vidriera y un par de versos (creo que algo parecido a esto se cita en Cosmos, pero no me refiero a esa cita).

    Por otro lado, este episodio tiene la suficiente fuerza romántica por las circunstancias como para seguir despertando ensoñaciones intelectuales (o intelectualoides) unos miles de años después, aunque me parece que se trata de una idealización muy a posteriori; al fin y al cabo nada dura para siempre. Sobre la suerte de la humanidad, es lo que hay, hasta ahora no hemos sido capaces ni de desprendernos de los semidioses heróicos ni, como grupo, de evitar poner el punto y final a mamporrazos.

    (*) no sé si una entrevista o un libro relacionado con la ciencia, me inclino a lo primero.

  • Palimp febrero 15, 2010en1:24 pm

    Pues a mí si me gustan. Las ucronías no tanto por lo que tienen de novela histórica, pero el ‘abrir’ posibilidades en la vida, en un relato, me apasiona. Por eso me gustaban esos libros de escoge tu propia aventura. Y mira que eran malos.

    Por otro lado aunque estoy de acuerdo en lo que dices y si las circunstancias hubieran sido otras no sabemos si Newton hubiera sido un genio de la física o si Einstein no hubiera salido de la oficina de patentes. También coincido en que el progreso científico no depende de la existencia de tal o cual genio -aunque necesite de alguno-. Pero es una licencia del autor y como tal la dejaremos pasar.

    A mí me ha hecho gracias porque yo eiempre he pensado algo parecido pero en el terreno musical. Por ejemplo ¿Qué pasaría si vuelvo al pasado y monto un grupo como los Beatles pero 15 años antes? ¿Serían un grupo desconocido o se superarían a si mismos? Si Newton vio más lejos porque iba a hombros de gigantes tu visión dependerá de la altura de los que te precedieron.

    No sé si la humanidad estaría más avanzada si la biblioteca de Alejandría no hubiera sido destruida, pero puedo imaginar sin problemas que en otras circunstancias el progreso científico hubiera ido más rápido.

  • Luis febrero 15, 2010en4:27 pm

    Sólo quería puntualizar que he hecho unas reflexiones tangenciales al hilo de la temática del libro, no sobre el libro en sí, que no he leido. Todos tenemos nuestros prejuicios viscerales, y el hacer reflexiones de hoy en boca de personajes históricos despierta uno de los míos, aunque sea una licencia literaria perfectamente lícita.

  • Palimp febrero 15, 2010en6:33 pm

    Lo sé, mis reflexiones también van por ese camino. Una cosa es la licencia que se permite el autor -y que se puede estar o no de acuerdo pero es una elección digamos estética y otra cosa es preguntarnos si esa elección tendría una justificación real. Yo cero que sí, que si la historia se repitiera de manera diferente -y suponiendo, que es mucho suponer, que siguieran existiendo Newton, Einstein, etcétera- éstos podrían haber hecho contribuciones de calado que se realizaron después.

  • panta febrero 16, 2010en6:47 pm

    @Palimp : A mí también me encantan estos ‘what if’, me recuerdan a los cómics marvel y a los libros de Timun mas, los que mencionabas.
    @Luis: No veo tan claro que sin excepcionales personalidades científicas la ciencia fuera igual hoy día. Realmente puede que haya Newtons o Einstein por ahí que no se manifiestan, pèro una de las características de ambos – si observas su biografías – es destacar por encima de circunstancias personales no precisamente favorecedoras de sus afanes científicos.
    Saludos

  • Palimp febrero 17, 2010en4:55 pm

    La cuestión queda abierta ¿Es la ciencia contingente o necesaria? Si Einstein no hubiera existido ¿Se hubiera descubierto igualmente la relatividad, no o sí pero mucho más tarde?

  • Ramón Galí febrero 17, 2010en8:23 pm

    Estimado Palimp (y demás amigos del «Cuchitril Literario»),

    Al igual que le comenté a tu colega JJ, un placer y un honor que 1/Le hayas hincado el diente a mi novela «H&E» y 2/Que no te haya parecido tan soporífera como para lanzarte al ruedo y comentarla 😉 También asisto con humildad y embelesado al debate abierto al hilo de la brillante reseña…(lo haría igual aunque el resultado derivara hacia el hecho que la pusierais a caer de un burro, palabra).

    Cuando uno se embarca en la compleja empresa de escribir una novela descuida mentalmente el hecho incontrovertible que, una vez concluida y salga a la luz, tendrá vida propia: romperá ingrata el condón umbilical que le une con el autor y se irá por ahí de parranda. Contemplo deslumbrado como «Hypatia y la eternidad» entra en contacto con mentes inteligentes que la pueden desbrozar y, al ser «densita», apurar y sacarle mucho partido a los temas que aborda, muchísimo más que un servidor. Por lo tanto creo que no soy quien para interrumpir el interesante debate que mantenéis pero me parece, of course, fascinante. Tendría que hablar seriamente con «mi» NeoHypatia -de autor a personaje-a ver qué opina al respecto 😉

    Se han dicho muchas cosas de mi novela, buenas, malas y regulares, pero nunca había leído un lema que resumiera de forma tan bella como eficaz su contenido, «La antorcha del progreso»: ¡ole! Confío, Palimp, en que me concedas permiso para reproducir tu reseña en la página oficial de la novela ¿Qué me dices?

    Y mira que nos estrujamos las meninges los editores y un servidor… 🙂

    Un fuerte abrazo a todos.

    Ramón Galí
    http://www.hypatiaylaeternidad.com

  • JJ febrero 18, 2010en2:12 pm

    Sin la geometría de Riemann y de Minkowski, Einstein no habría sido capaz de descubrir nada, y sin la de Newton, y sobre todo si el metadescubrimiento del método científico durante el Renacimiento. Al final es una cadena que empieza en algún sitio, y siempre la ciencia trabaja a base de auparse en los hombros de gigantes. Aunque muchos descubrimientos se dan simultáneamente (Wallace y Darwin, Leibniz y Newton), sucede así precisamente porque hay un trabajo anterior que conocen ambos… En fin, que yo diría que en un punto temporal, es necesaria, pero a nivel más general, es contingente.

  • panta febrero 19, 2010en12:26 am

    Minkowski, joven prodigio matemático y Poincaré colosal matemático, sabían infinitamente más geometría que Einstein: ninguno de ellos desarolló la relatividad; el segundo estuvo cerca pero no pudo con la idea clave de abandonar el éter y tomar la velocidad de la luz como el nuevo absoluto. Un libro muy recomendable sobre esto es el de Peter Galison ‘Relojes de Einstein, mapas de Poincaré’
    Un segundo caso con la relatividad general, Einstein necesita nuevas herramientas matemáticas y consigue ayuda de su amigo Grossman, pero la idea física fundamental de la equivalencia entre masa inercial y masa gravitatoria era suya. Por cierto que otro portentoso matemático, D. Hilbert parece que husmeó por dónde iba el asunto y se le adelantó con las ecuaciones de campo.
    En cuanto al caso de Newton es totalmente singular : desarrolló todas las matemáticas que necesitaba para sus ideas físicas. No publicó sino bajo presión ajena y cuando lo hizo llegó más allá que nadie. Lo de ‘si he visto más lejos que nadie… y los hombros de gigante ‘ se ha dicho que puede ser una traca dedicada a su rival Hooke que era bajito XD
    Una biografía que me ha encantado de Newton : la de James Gleick.

    Respecto a la contingencia o no de la ciencia : sobre todo en el campo de las matemáticas, quizá no tanto en física, una sóla mente puede hacer avanzar por caminos inexplorados.
    ¿ qué habría pasado si las fluxiones de Arquímedes hubiesen sido más estudiadas, si Gauss hubiese publicado treinta o cuarenta años antes de Riemann sus intuiciones geométricas, si los cuadernos de este último no hubiesen sido perdidos tras su muerte tantos años, si Ramanujan hubiese vivido más años …?

    Quisiera pensar que la ciencia es contingente y parece ser que su desarrollo futuro será así, por la cantidad de gente que se necesita para la ‘gran ciencia’, pero igual que ocurrió en sus orígenes espero ansioso sorpresas y singularidades.

    Saludos

    PD:Este temita se merece un post completo, desde luego, te voy a plagiar la idea Palimp 😉

  • Palimp febrero 22, 2010en5:36 pm

    Me gusta ese esperar sorpresas. Seguro que más tarde o más temprano se demostrará la conjetura de Goldbach, pero algún camino inexplorado habrá esperando quien lo recorra. ¿Se hubiera demostrado la conjetura de Poincaré si no hubiera existido Perelman? ¿Y cuándo?

    Espero esa entrada 🙂

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