Marie-Monique Robin. El mundo según Monsanto.

febrero 3, 2009

Ediciones Península, 2008. 520 páginas.
Tit. Or. Le monde selon Monsanto. Trad. Beatriz Morales.

Marie-Monique Robin, El mundo según Monsanto
Monsanto es el anticristo

O eso se deduce de sus páginas. Una empresa cuyo único cometido es hacer el mal a la humanidad. ¿Exagero? Yo no, sino la autora del libro.

Empecé a leer este libro con sentimientos encontrados. Por un lado creo que las multinacionales son capaces de realizar cualquier tipo de atrocidad siempre que redunde en su beneficio. Gran parte de los golpes de estado en América Latina tienen su origen en los intereses de multinacionales de Estados Unidos. La insalubridad del tabaco se intentó tapar con cientos de falsos estudios científicos -yo recuerdo haber visto uno que afirmaba que las posibilidades de tener cáncer por fumar eran las mismas que comiendo tres galletas integrales.

Pero por otro lado estos ataques a lo transgénico tienen un tufillo antitecnológico que no me gusta. La tecnología, o el mal uso que hemos dado a la misma, ha traído problemas. Eso nadie lo duda. Pero de ahí a muerto el perro se acabó la rabia hay un trecho. La tecnología no es mala en sí misma, pero algunos grupos ecologistas parecen pensar lo contrario.

Muchas veces se mezclan churras con merinas; recuerdo un documental que vi sobre biotecnología de sesgo ecologista. Criticaban, con toda razón, que las empresas van a buscar microorganismos a los países del tercer mundo y patentan sus genes por si son de utilidad. Algo que debería estar prohibido. Pero también criticaban un proyecto -amparado por una universidad y no privado- que recogía muestras de sangre de diferentes etnias para tener un muestreo de la diversidad genómica humana. Algo que no tiene nada de malo, al contrario, pero que para los ojos de los que hicieron el reportaje era lo mismo: engañar a gente de los países pobres para robar su riqueza genética.

Dando por sentado mi punto de vista sobre las multinacionales no me hace falta que me convenza nadie de que Monsanto puede estar haciendo cosas malas. Pero si me lo quieren demostrar necesitaré datos más o menos fiables y opiniones mesuradas. Y este libro me da todo lo contrario. Es tendencioso y de una manera tan clara que a veces me encontraba defendiendo a Monsanto. Porque hay cosas que no se acaban de entender.

El principal ataque es que Monsanto silencia los estudios críticos con sus productos y que tiene un imperio del terror en la comunidad científica. Si alguien publica algo en su contra se verá desacreditado. Por ejemplo:

—¿Y qué dijeron las autoridades francesas?
—;Ah!—suspira el biólogo—. De entrada hay que saber que es imposible obtener créditos institucionales para llevar a cabo este tipo de investigación. En Francia, como en la mayoría de los países industrializados, no hay interès y, por consiguiente, tampoco dinero para que los laboratorios lleven a cabo estudiós epidemiológicos o peritajes científicos de comprobación sobre la toxicidad de los productes químicos que han invadido nuestra vida cotidiana. Sin embargo, me parece que desde el punto de vista de la salud pública es verdaderamente urgente hacerlo, porque nuestros organismos se han convertido en verdaderas esponjas de contaminantes. Como he podido constatar, pegadas a todo el genoma de fetos humanos se encuentran varios cientos de sustancias tóxicas, como hidrocarburos, dioxinas, pesticidas, residuos de plàstico o de pegamentos… Estos productes, que han sido concebidos para no ser solubles en agua, se acumulan y se concentran en nuestras grasas y nadie sabé qué efectes tienen a largo plazo. El problema es que los poderes públicos no tienen en absoluto ganas de saberlo. Estan dispuestos a fïnanciar un estudio para mejorar las pajuelas que sirven para inseminar a los cerdos in vitro, però no uno sobre los efectes tóxicos del herbicida mas vendido del mundo. En mi caso tuve que buscarme financiación privada, especialmente de la Fundación para una Tierra Humana, però, ¿qué científico joven se va a lanzar a semejante aventura sabiendo que se va a enemistar con sus tutelas institucionales?

Uno puede pensar que los productos de Monsanto son como el tabaco, con efectos perjudiciales a largo plazo que sólo estudios cuidadosos pueden sacar a la luz. Pero el libro se empeña en demostrar que no es así. Veamos unos cuantos ejemplos. Sobre Posilac:

«Mire», me dice John Kisman, «he guardado una octavilla publicitaria de Monsanto elogiando las maravillas del Posilac». Y el dirigente campesino lee: «Las vacas tratadas con Posilac gozan de muy buena salud. […] Los rendimientos de los terneros nacidos de vacas tratadas son excelentes». «¡Es falso!», se subleva Terry. «Utilicé la hormona de crecimiento en doce vacas de mi rebaño. En seguida me di cuenta de que perdían mucho peso. Yo no paraba de aumentar sus raciones alimenticias, pero no había nada qué hacer, adelgazaban a ojos vista. Al final del periodo de lactancia quise inseminarlas, lo intenté cuatro o cinco veces, pero nunca funcionó. Ninguna de las vacas
a las que había inyectado me dio terneros. Al final las vendí al matadero. Afortunadamente había salvado al resto del rebaño, si no lo habría perdido todo…».

«Eso es lo que le ocurrió a varios granjeros de Wisconsin»[…]

Vamos a ver. Puedo entender que una empresa oculte estudios que demuestren que su producto pueda ser perjudicial, pero no entiendo como pueden lanzar un producto que tenga tantos efectos negativos inmediatos. Es como si me compro un detergente que en vez de lavar la ropa me la destroza. ¿Qué futuro puede tener? O estos informes son exagerados o Monsanto no sabe qué productos lanzar al mercado. Pero esta no es la única vez que sucede algo parecido:

«¡No queremos más algodón Bt!, grita un hombre al que ni siquiera puedo distinguir.
—¡No!—rugen decenas de voces.
—¿Cuántos de ustedes no van a volver a plantar algodón Bt el año que viene?—insiste Kate Tarak visiblemente emocionado.
Entonces se eleva un bosque de manos que milagrosamente consigue grabar Guillaume Martin, el cámara, cuando estamos literalmente aplastados en medio de esta marea humana que hace el rodaje extremadamente difícil.

El algodón Bt (modificado genéticamente) tampoco parece tener ningún éxito. La línea siguiente añade:

«El problema», suspira Kate Tarak, «es que estos campesinos tendrán muchos problemas para encontrar semillas de algodón no transgénicas porque Monsanto controla la casi totalidad del mercado…».

Eso sí puede ser un problema, porque si no el problema lo tiene Monsanto, que no venderá nada. Es el mismo caso de antes. Si lanzo un producto que no funciona el problema es de la compañía, no del que lo usa, que no volverá a usarlo. Pero en otra página se afirma:

El primer año 55.000 campesinos, esto es, el 2% de los productores indios de algodón, aceptan lanzarse a la aventura transgénica.

¿Esto es controlar el mercado de las semillas transgénicas? ¿El 2%? Un 2% que hablará pestes del producto si hemos de creer lo que dice el libro y dará carpetazo al tema, porque el restante 98% no creo que se lance a comprar estas semillas. Siguiendo en la India me llamó la atención este párrafo:

Si Vandana Shiva se interesó muy pronto por este colosal desafío, al que ha dedicado varios libros,4 es «a causa de la catástrofe de Bhopal», como me explicó cuando nos conocimos, en Bhopal precisamente, que entonces celebraba el veinte aniversario del drama. Ocurrió la noche del 2 al 3 de diciembre de 1984, cuando a medianoche una nube de gas tóxico cayó sobre la ciudad india: en unas horas 10.000 personas agonizaban en medio de atroces sufrimientos y otras 20.000 murieron a lo largo de las siguientes semanas. El gas mortal procedía de una fábrica de la multinacional estadounidense Union Carbide, un competidor de Monsanto que fabricaba pesticidas químicos.

«La tragedia de Bhopal es lo que me convenció de que había que promover la agricultura biológica y, por lo tanto, el neem. como alternativa a los pesticidas mortales de las multinacionales», recuerda Vandana Shiva[…]

Más de 20.000 muertos que merecen sólo esta mención porque no se trata de Monsanto, sino de la competencia. Si la culpable hubiera sido Monsanto tendría diez capítulos enteros. También se puede destacar el silogismo de Vandana. Si un accidente de una empresa química causa muertos, la consecuencia es que no hay que tener empresas químicas.

La autora afirma que el tema de los transgénicos es complicado y sólo al alcance de los científicos, y que por eso Monsanto ha podido introducirlo (negritas mías):

Por mi parte debo decir que he necesitado meses de trabajo intenso antes de poder pretender que me he forjado una opinión razonable y razonada sobre la manipulación genética. Incluso diría que si Monsanto ha podido imponer sus productos con tanta facilidad es precisamente porque supo aprovecharse del hecho de que era un «tema complicado» que sólo los científicos parecían poder dominar. La empresa comprendió que para asegurar su influencia tenía que controlar a los científicos que opinaban sobre esta cuestión y actuar de modo que opinaran en los lugares adecuados como, por ejemplo, en el marco de foros internacionales apadrinados por las organizaciones de la ONU o en las revistas y universidades de renombre. Y debo admitir que alcanzó muy eficazmente su objetivo.

Lo que ocurre es precisamente lo contrario. La gente tiene miedo a lo transgénico, el mismo nombre asusta. Cuanto más complicado, más miedo da. Lo dice en el propio libro, en todas partes:

la controversia sobre los OGM ha dividido a la sociedad en dos frentes beligerantes. Todos aquellos que consideran que los alimentos transgénicos son una perspectiva aterradora—el «alimento de Frankenstein»—se levantan contra los defensores [de la biotecnología]». «Aquí todo el mundo nos odia», se lamenta por su parte Dan Verakis, portavoz europeo de Monsanto.»

De hecho, un sondeo realizado secretamente desde octubre de 1998 a petición de la empresa y del que la prensa pudo conseguir una copia revela un «descenso continuo del apoyo del público a la biotecnología», con «un tercio de opiniones extremadamente negativas». Siete meses después la tendencia es confirmada por un nuevo sondeo encargado por el gobierno británico, y que constata que «sólo el 1 % de la opinión pública cree que los OGM son buenos para la sociedad» y que la mayoría de las personas entrevistadas no confían en las autoridades para «proporcionarles una información honesta y equilibrada».

[…]

cerealistas norteamericanos, al que pronto se unió la poderosa asociación de molineros japoneses, que por medio de Tsu-tomu Shigeta, su director ejecutivo, predecía un «desplome del mercado» si el trigo de Monsanto invadía las praderas, ya que la mayoría de los consumidores no lo querían (en mayo de 2003 un sondeo realizado por los Western Organization of Resource Councils había revelado que el 100% de los importadores de trigo japoneses, chinos y coreanos consultados rechazaría comprar trigo transgénico).

[…]

—¿Cuáles son los principales factores de riesgo para los accionistas?

—El primero de todos es el rechazo de los mercados, que para Monsanto constituye una auténtica bomba de relojería. Los OGM son los productos más fuertemente rechazados que hayan existido nunca. Más de treinta y cinco países han adoptado o anunciado legislaciones que limitan las importaciones de OGM o que exigen el etiquetado de los alimentos que contienen ingredientes transgénicos. La mayoría de los distribuidores de alimentos europeos han establecido medidas para asegurarse de que no se utiliza ningún ingrediente transgénico en sus productos. Es el caso de Nestlé, Unilever, Heinz, ASDA (Wal-Mart), Carrefour, Tesco y muchos otros. Fuera de Europa existe también una fuerte oposición de los consumidores a los OGM, en Asia o África.

Aún más. Después de capítulos y más capítulos sobre los turbios manejos de Monsanto para introducir los transgénicos, incluyendo la compra masiva de semilleras, ocultación de estudios, desacreditación de científicos, procesos millonarios y un largo etcétera la cosa acaba de una manera sorpendente: una acción de Greenpeace -bloquear un envío- y unas declaraciones del Príncipe de Gales provocan el rechazo unánime del público y una moratoria en Europa. Después se pasa de puntillas sobre el declive de la compañía que tiene que vender divisiones enteras.

Algunas críticas tampoco se entienden muy bien:

En 2003 le toco a la mayor companía lechera de Nueva Inglaterra, Oakhurst Dairy Inc., encontrarse en el banquillo de los acusados. Esta empresa familiar había aumentado claramente sus ventas (85 millones de dólares) etiquetando sus productos con la mención: «Nuestros granjeros se comprometen a no utilizar la hormona de crecimiento artificial». En contrapartida pagaba una bonificación a sus productores. Monsanto no dudó en perseguiria escudàndose en que la etiqueta constituïa «una denigración del uso de las hormonas de crecimiento en el ganado». «No cederemos», había declarado Stanley T. Bennett, presidente de la Oakhurst Dairy Inc., «porque consideramos que nuestros clientes tienen derecho a saber qué hay en su leche». Sin embargo, lo mismo que su colega de Davenport, la empresa tuvo que transigir aíïadiendo la famosa frasecita.

El problema que tuvo esta pequeña empresa fue que la malvada Monsanto les obligó a poner en el etiquetado de sus productos que no hay estudios que verifiquen que hay diferencia entre los productos transgénicos y los naturales. Pero pueden seguir etiquetando sus productos como ecológicos y al consumidor le dará igual que tenga esa frase o no. Monsanto debe gastarse mucho dinero en abogados y en alguna página afirma:

Conozco la,razón de este silencio porque suele estar presente en la mayoría de las entrevistas que he hecho a aquellos que osan denunciar las prácticas de la empresa de Saint Louis, rápida en blandir la amenaza de un proceso muy caro para hacer callar a los impertinentes. Jeffrey Smith lo sabe bien, él, que se ha visto obligado a costear la publicación de sus libros porque no encontraba un editor que estuviera dispuesto a hacer frente a Monsanto: aunque pierda los juicios, la empresa no duda en gastar millones de dólares, ya que lo esencial es dejar a sus oponentes sin un duro. Ésa es la razón por la que hay que sopesar cuidadosamente cada palabra antes de lanzarla a la arena pública —un principio que también me ha guiado en la redacción de este libro…

Menos mal que ha sopesado bien las palabras, porque si no a saber que libro hubiera escrito.

Podría extenderme más, ya que hay muchas cosas criticables, pero no quiero hacerlo más largo. Repito: que no se entienda esto como una defensa de Monsanto que estoy seguro que habrá realizado muchas cosas ilegales o rozando la ilegalidad. A pesar de lo exagerado y tendencioso del libro yo he visto muchas cosas reprobables o que deberían estar prohibidas -no las mismas que la autora. Pero este tipo de críticas pueden conseguir el efecto contrario.

Resumiendo: un libro muy malo, sólo apto para ya convencidos. Personas con espíritu crítico abstenerse.

40 comentarios

  • Patricia BRM febrero 4, 2009en11:46 am

    Hola Juan Pablo,

    desde BRM queremos agradecerte que hayas leído el libro y que nos hayas dada tu opinión sincera sobre el mismo, a pesar de que en este caso no haya sido positiva.

    Un saludo

  • Sergi febrero 4, 2009en12:14 pm

    Gracias por tu punto de vista. Buena crítica.
    Tenía serias dudas sobre este libro desde que vi una entrevista a su autora por televisión.
    Aunque sigo teniendo intención de leerlo, almenos mis temores se confirman: la autora no es imparcial y mucho menos rigurosa respecto a sus fuentes.
    Personalmente me molesta mucho cuando se vende un libro como «estudio» o «investigación rigurosa» pero no aporta nada más que rumores y recursos como «he estudiado mucho y he llegado a la conclusión», «muchas investigaciones dicen» (qué investigaciones??), «fulanito afirma que» o mi preferida: «el gobierno de tal sitio afirma/desmiente» (esta es la comodín… como los gobiernos son tan grandes y abarcan a tantísimos funcionarios ni pueden ni tienen interés/tiempo en desmentir/corroborar nada de lo dicho por nadie). Mucho ruido y pocas nueces William…
    No te pasa lo mismo a ti?

    Un saludo y gracias de nuevo!!

  • Seikilos febrero 4, 2009en1:53 pm

    Yo recuerdo que cerca del 2000 se condenaba mucho a los productos transgénicos (se pedía que se separase la cosecha transgénica de la que no era, que se mostrara claramente en los envases de los productos su modalidad, etc.), y naturalmente Monsanto estaba en la mira todo el tiempo. Aquí en Argentina, país del agro por excelencia, Monsanto es omnipresente. Es fácil ignorar que las modificaciones genéticas son las que han permitido la siembra en lugares duros y una resistencia extraordinaria a pestes, lo que ha redundado en mejores posibilidades de alimentar a una población que no para de crecer y demandar más y mejor comida. Que se dé más de una vuelta de tuerca que la recomendable para optimizar ganancias, qué duda cabe: los intereses no faltan; el dinero involucrado es inmenso; los pruritos, ínfimos. Pero un libro que sólo condena a Monsanto puede obedecer también a dos intereses: al de algún competidor de Monsanto, y/o al de la autora en su afán de vender libros, ambos de índole también comercial, ambos de índole también distorsiva, ambos de índole también condenable en términos de ética.

  • Ed febrero 4, 2009en2:53 pm

    No consideraría el libro malo como tampoco lo mejor de lo mejor. Conocí a Robin hace poco y ella hace énfasis de que es una investigación periodística donde pone referencias, fuentes y entrevistas sin caer o incursionar algo que no es su campo y se aboca a demostrar que hay una fuerte presión para convertir a la producción agrícola con una base mayormente transgénica. Me parece inquietante y sobre todo peligroso perder la capacidad de tener soberanía alimentaria o que el agricultor tradicional pierda la capacidad de producir sus propias semillas y dependa de una empresa para producir. Los ejemplos a nivel mundial de esta práctica y sus malos reusltados ya existen pero también existe la ignorancia sobre el tema y la llamada de atención de Robin me parece importante en un mundo donde las patentes y los derechos comerciales parecen imponerse en los estilos de vida. Mi país es uno de los primeros en el mundo en biodiversidad pero existe una presión en introducir los transgénicos cuando ya se ha demostrado que con menos inversión, la agricultura en base a productos locales es mucho mas rentable. Calificar el libro de malo me parece excesivo y creo que está dirigido a todo público que no conozca el tema y si bien es cierto la autora tiene una opinión formada hacia Monsanto (lo cual se puede ver en muchas líneas) no descalifica su trabajo. Lo digo con el conocimiento que me confiere varios años trabajando en la agricultura de mi país y la forma como operan estas empresas. Por lo menos, al leerlo no me ha generado una opinión contraria. Quizás puede resultar chocante para los que no conocen del tema o los neofitos pero me parece bastante ilustrativo sobre algo que se desconoce en si

  • Palimp febrero 4, 2009en6:35 pm

    Como bien dices, Patricia, mi opinión es sincera. Siento que no sea elogiosa con el libro.

  • Palimp febrero 4, 2009en6:37 pm

    Sergi, gracias por los elogios. Efectivamente, me molesta que los libros no sean rigurosos, ya que se tiene mucho tiempo para contrastar fuentes y profundizar en los temas. Un ejemplo en este sentido son los libros políticos de Chomsky, un modelo a seguir. Para repetir rumores u opiniones no merece la pena el esfuerzo de escribir un libro.

  • Palimp febrero 4, 2009en6:41 pm

    Seikilos, has dado en el clavo. No quiería decirlo en la reseña por no parecer yo también tendencioso, pero leyendo el libro mi pregunta era ¿Quién está detrás de todo esto? ¿A quién le interesa desprestigiar a monsanto y los transgénicos? Llámame paranoico pero no me acababa de oler bien.

    He intentado criticar el libro sólo con los datos en él contenido. Se podría profundizar investigando en las fuentes, estudios y científicos que cita, pero me parecía demasiado. Igualmente no he querido defender a la tecnología aunque está claro que para alimentar a la población mundial será necesario usar nuevas estrategias. El cultivo biológico no es suficiente.

  • Palimp febrero 4, 2009en6:45 pm

    Ed, respeto tu opinión, pero la mía es que el libro es malo. A mí también me aprece peligroso perder la soberanía alimenticia pero en ninguna parte del libro se dan razones para que Monsanto esté haciendo algo parecido. Repito que mis críticas son exclusivamente sobre el propio contenido del libro, sin ir más allá -que se puede ir.

    Se contradice muchas veces, es alarmista, tendencioso, poco riguroso… a mí me parece suficiente. Yo doy mis razones; si alguien quiere defenderlo que dé las suyas.

  • gladys febrero 10, 2009en2:07 am

    La crítica al libro de MM Robin me parece mala, tendenciosa, desinformada.

    Más que una crítica literaria parece una defensa de Monsanto, responsable del agente naranja, la HCB (hormona de crecimiento bovina)- prohibida en Europa y de la soja transgénica, entre otros muchos males causados al prójimo y al planeta.

    El diablo no necesita más abogados.

  • Palimp febrero 10, 2009en12:18 pm

    Lo digo en el texto, lo repito ahora: no defiendo a Monsanto, critico la crítica, que son dos cosas muy diferentes. Monsanto tiene cosas muy criticables, pero la autora no da en el blanco y crea más confusión que otra cosa.

    Respeto su opinión, mi reseña puede parecerle mala, tendenciosa y desinformada, que es precisamente lo que me parece a mí la crítica de Robin. Pero yo doy argumentos del por qué opino así ¿puede usted hacer lo mismo?

    Una empresa no es criticable por los productos que fabrica, sino por sus acciones. La United Fruit Company sólo vendía fruta, pero es responsable de más muertes que Monsanto y que muchas otras compañías, sobre todo en Guatemala: Golpe de estado de 1954 (Guatemala).

  • Ed febrero 16, 2009en12:45 pm

    Bueno, gracias por la respuesta, aunque me reafirmo en mi opinión, solo para agregar (sin animo de generar un debate) que el monocultivo (por ejemplo el de soya) no contribuye a mejorar la alimentación mundial. Según la FAO hoy en día se produce mas alimentos que antes pero el hambre ha crecido ¿porque? por que esa producción se destina para alimento animal, biocombustible o para alimentos procesados para el que pueda pagarlos. En Argentina se produce soya ¿cuanta de esa soya se destina a la alimentación de la propia población? Creo que nada ya que todo se destina a exportación. En Haití generó una crisis alimentaria porque todo se sembraba para exportación y se dependía de la importación de alimentos. Cuando aumentaron los precios hace poco a nivel internacional, mucha gente no tuvo que comer. Creo que en eso estamos de acuerdo y lamentablemente Monsanto contribuye a ello. Pero si nos atenemos solo a la critica del libro, uno podría pensar que es tendencioso pero si analizamos el contexto podría sonar menos y creo que la idea es rechazar los transgénicos en general y no necesariamente reemplazar el Bt de monsanto por el Bt de otra empresa

  • Palimp febrero 16, 2009en8:28 pm

    El problema entonces es el monocultivo y no Monsanto ni los transgénicos. En más de una ocasión se ha visto el desastre que provoca en una economía la destrucción de la biodiversidad, aunque no sé que medidas se pueden tomar para frenarlo. Ahora bien, el libro no centra su crítica en esto y no profundiza en el tema. Hay mucho que investigar en como Monsanto y otras compañías han conseguido aprobar leyes que les benefician, pero el libro sólo lo comenta, no cita casos ni causas. Eso sí que es punible, pero supongo que más difícil de investigar y menos impactante.

  • Pep febrero 19, 2009en12:24 am

    Una pregunta a los que defienden el modelo transgénico y a esa compañia; ¿cuanto os pagan? Como se puede cntactar con Monsanto para que, como minimo, me financien el ADSL. Por favor contestadme; quiero saber el precio aproximado de defender lo indefendible.

    Gracias por nada

  • Palimp febrero 21, 2009en6:52 pm

    ¿A quíen te refieres? Porque aquí yo no veo a nadie que defienda a Monsanto. Si se refiere a mí yo critico a una persona que critica a Monsanto. Aunque le sea difícil de entender, eso no implica que defienda a Monsanto.

    Yo no cobro nada; tengo qriterio propio. Sé que a ciertas personas que sólo se mueven por consignas y para las que todo es blanco o negro encuentran extraño lo de pensar por uno mismo, pero se lo recomiendo.

  • ed marzo 4, 2009en12:47 am

    Estamos de acuerdo con lo del monocultivo a gran escala que reemplaza el cultivo familiar y destruye la biodiversidad ¿quien lo estimula? Políticas inadecuadas ¿quienes promueven esas políticas? Funcionarios o profesionales auspiciados por corporaciones sin etica. Entre ellas, la que menciona el libro. Es simplemente una cadena y en lo que discrepamos es que el libro me parece que si presenta evidencias de esta presión a promover leyes a su favor. Por lo menos soy testigo de como profesionales se venden a los intereses de las grandes empresas y se les ve promoviendo lo que no deben. Profesionales que antes decían una cosa y ahora milagrosamente cambian de opinión. Creo que el error de Robin está en eso. Quiso darle un sentido literario a un documento que mas se acercaba al nivel de reportaje. La intención es buena, la fórmula fallida pero de lo que hablé con ella, tiene documentos que prueban mucho de lo que afirma

  • Palimp marzo 4, 2009en6:29 pm

    El problema que le veo al libro es que intenta acumular demasiada mierda sobre Monsanto y en mi opinión se pasa. Es como si para criticar a un político corrupto se dijera que además le huele el aliento, se tira pedos y es un negado en la cama. Entonces lo que a mí más me interesa, como la influencia en las leyes políticas o el tráfico de influencias tienen el mismo trato que otras cosas que me parecen exageradas o incongruentes, como lo del algodón en la india.

    Son esas otras críticas las que me hacen pensar en una agenda oculta por parte de la autora. Si esa agenda es criticar a los transgénicos per se no me preocupa, aunque esté en desacuerdo. Los transgénicos en si mismos son como cualquier otra cosa inventada por el ser humano, pueden estar bien o mal según se usen o aprovechen. Pero no me importa disentir, cada cual tenemos el derecho a tener nuestra opinión y a estar en contra de los transgénicos.

    Sí me preocuparía otro tipo de agenda, de corte más político, vinculado a la defensa de la agricultura Europea frente a mercados extranjeros.

    Reitero que mi crítica no es una defensa a Monsanto ni a que se critique a Monsanto, sólo a las incongruencias o exageraciones que me ha parecido detectar en el texto y que expongo en mi entrada.

  • felipe abril 20, 2009en2:27 am

    pareces darle preferencia a investigar sobre la autora q sobre monsato, crees q es mas importante, o es q solo me lo parece a mi?

  • Palimp abril 22, 2009en4:33 pm

    No he investigado ni sobre la autora ni sobre Monsanto, me limito a dar mi opinión sobre el libro.

  • Blacky abril 23, 2009en7:37 pm

    Estoy de acuerdo en que es un libro bastante alarmista y que la autora se deja llevar por su pasión antimonsanto. Tengo algo de formación en biotecnología y se detectan algunos fallos pero en otros esta señora da en el clavo. Yo sí que recomiendo que se lea, pero con sentimiento crítico y sobre todo de investigación. Se pueden seguir las líneas que muestra la autora y llegar a algunos sitios, ni es algo tan tremendo como ella parece decir pero sí que han ocurrido cosas extrañas. Y se citan fuentes, casos y fallos judiciales, algunos los busqué y eran ciertos.
    No comparto toda la crítica de Palimp pero creo que es muy buena. En los transgénicos hay mucha desinformación en ambas partes, el resto es combatirla, y suele ser un reto personal.
    Personalmente prefiero que los transgénicos si se adoptan lo hagan a un ritmo más lento, ese es el mayor peligro que les veo, sin ningún tipo de seguridad se estan adoptando en grandes áreas y en pocos años

  • Palimp abril 24, 2009en12:16 pm

    Gracias por el comentario mesurado. Ni soy antimonsanto ni protransgénicos, pero este alarmismo sólo contribuye a fomentar la desinformación. Me preocupó mucho más la entrevista que hicieron al responsable de Monsanto España:

    Más sobre Monsanto

    Porque los interlocutores no eran nada alarmistas y sin embargo Monsanto quedó fatal.

  • tim mayo 11, 2009en6:16 am

    Fíjanse que yo hice una pequeña investigación de lo que hay en internet acerca de Monsanto. De lo que yo he descubierto en apenas 10 minutos me da escalofríos. Creo que la autora, Marie Monique-Robin le ha dado en el clavo. El tema es que quizás vamos a echar muchas culpas a Monsanto que se las merece de todas maneras. Creo que estas empresas tienen que ser sometidas cortes internacionales ya que existen muchas otras que funcionan de la misma manera. En Chile son las empresas eléctricas, las de celulosa (Celulosa Arauco por nombrar una) que gozan de beneficios que no les corresponden y como solo han tenido que observar las técnicas de Monsanto…. que entre parentesis creo que está mal nombrado, y debe ser Donsata.
    Ya entraron al mercado nuestro (con cultivos experimantales de su Roundup ready y BT) y están para quedarse.
    No estoy en contra de la tecnología, pero si en contra de la diseminación de semillas transgénicas y todas las sustancias tóxicas que las acompañen. Por algún motivo tenemos los problemas de salud que hoy existen, y Uds deben de entender que la biodiversidad es la base de la alimentación en todo el planeta. Yo no como productos que tengan soja, ni canola, ni pesticidas si puedo evitarlo.

    Despiertanse ya! Esto es solo la punta del iceberg

    Saludos
    T

  • Eugenio mayo 17, 2009en4:25 am

    Compre este libro y lo recomiendo, para empezar….

  • Damian junio 10, 2009en5:40 pm

    Me parece positivo llevar a la opinión publica un tema clave como lo es el «Patentamiento de genes», no obstante el principal motor de esto, como muchas otras publicaciones sin fundamento técnico/científico en contra de los trangénicos, son intereses económicos. No digo que la escritora responda directamente a estos intereses pero sin darse cuenta podría estar haciendolo…
    Por que, ya que está en tema, no se «investiga» las empresas hijas de IG Farben???monopolio farmaceutico?, drogas psicoactivas que se recetan por «convención»($$)??.Obvio… un canal como Arte de capital Alemán nunca financiaría algo así.Con esto quiero decir LA CIENCIA NO ES ALGO AJENO A LA SOCIEDAD trae cambios(beneficios? perjucios? desde que optica se lo mire…pero dejemos la filosofía a un lado. En conclusión: coincido con el crítico ya que objetivamente la redacción y fundamento, sin tomar una posición sesgada y si así lo paraciera, creo que es justamente por que un libro así sólo puede porbocar eso.

  • BrodeKiNG agosto 7, 2009en3:56 pm

    ¿Has visto el video documental en el que se constatan declaraciones de gente implicada en todo este rollo comercial Transnacional de Monsanto?, es obvio que hay exageraciones, y lo veo muy humano y normal, no somos robots procesando información, también tenemos sentimientos, y lo que sentimos al darnos cuenta de ciertas atrocidades causa esas exageraciones.

    Digamos que los de Monsanto son químicos, científicos y empresarios a quienes interesó alimentar el estomago, …claro que… antes mostraron interés por otras cosas, como el agente naranja que se usó en la guerra de vietnam… y el PCB que causó increíbles daños al medioambiente y a urbanizaciones enteras… en la actualidad su intención es lucrarse de sus logros y patentarlos para poder lucrarse de todo lo relacionado con sus químicos de por vida.
    Patentar sus bacterias artificiales, sí de las que impregnan sus semillas, para así cobrar royalties de cualquier semilla que contenga su químico… y esto por encima de las consecuencias que tenga su proyecto para la vida animal y vegetal del planeta, en lugar de estar las consecuencias por encima del propósito, está el propósito por encima de las consecuencias, es decir les da igual las consecuencias, se han saltado todas las reglas farmacéuticas existentes con un producto químico que en definitiva viene a ser algo farmacéutico. Y que puede tener efectos devastadores e irreversibles para la producción no artificial, y esto sin tener ni pajolera idea de si el transgenico tiene efectos nocivos para la salud a largo plazo. Hay miles de especies vegetales y las más producidas a nivel mundial son el maíz, la soja, el trigo y el arroz, sin que estas sean las que más rinden a un nivel productivo o nutritivo. ¿no te parece curioso?

    Tras las experiencias que se observan en ciertas zonas de cultivo son bastante claras las atrocidades cometidas por esta multinacional, si monsanto llevase a cabo su proyecto tal y como planifica, la independencia del agricultor tiene sus días contados, será dependiente de por vida, y cada día seremos lo más parecido a los biorobots de «Un mundo feliz» se acerca el monopolio de las transnacionales.

    Un saludo.

  • Peter septiembre 6, 2009en2:45 am

    Hombre, quien no a sufrido nunca la injusticia en sus carnes o en las de sus allegados y no es capaz de ponerse en el pellejo de los atropellados, pues le es muy fácil ser condescendiente con una multinacional capaz de pasar por encima del cadaver de cualquiera con tal de obtener ganancias, mientras no nos toque a nosotros ¿verdad?, y asi va el mundo,no hay mas que hechar un vistazo.

  • Palimp septiembre 7, 2009en10:16 am

    Repito que criticar una crítica no implica estar de acuerdo -o ser condescendiente- con el criticado. Las multinacionales son lo peor, pero la crítica de la autora no es acertada.

  • martin septiembre 18, 2009en6:48 am

    «El problema», suspira Kate Tarak, «es que estos campesinos tendrán muchos problemas para encontrar semillas de algodón no transgénicas porque Monsanto controla la casi totalidad del mercado…».

    Eso sí puede ser un problema, porque si no el problema lo tiene Monsanto, que no venderá nada. Es el mismo caso de antes. Si lanzo un producto que no funciona el problema es de la compañía, no del que lo usa, que no volverá a usarlo.

    Mira, hay mucho para debatir acerca de tu crítica. Yo estudio Biología y Agronomía, así que algo modestamente se. Me parece un poco ingenuo creer que una compañia de la envergadura de Monsanto no puede controlar el mercado de semillas de un país. Tal vez al comienzo nadie haya sido forzado a usarlas, pero ya habiendolo hecho, quedas preso de un sistema que te vende un paquete tecnológico. Y más cuando tu capital no te permite optar. Digamos que los más desplazados y perjudicados por la extensión de la frontera agrícola son los pequeños campesinos. Además los tiempos del agro son largos, y no te das cuenta de inmediato que algo no cumple con tus expectativas. Me parece floja tu crítica, con todo respeto, y creo que también te falta interiorizarte sobre muchos aspectos social- económicos de la agricultura

  • Palimp septiembre 18, 2009en11:31 am

    Se le olvida poner la línea que sigue a las que cita de mi crítica:

    El primer año 55.000 campesinos, esto es, el 2% de los productores indios de algodón, aceptan lanzarse a la aventura transgénica.

    Es un texto del propio libro. No sé si Monsanto puede controlar el mercado de semillas de un país -eso lo podrán decir los economistas, más que los biólogos o agrónomos-, pero de los datos de la autora se deduce que de momento ese no es el caso. Si sólo usan semillas transgénicas un 2% de los agricultores me parece que lo mires por donde lo mires la penetración del producto es mínima.

    Respeto su opinión sobre mi crítica, pero no creo que la suya aclare mucho más. No veo tampoco qué tiene que ver que interiorice los aspectos socio económicos de la agricultura para criticar eswte libro, pero aunque no he estudiado biología me he criado en un pueblo, muchos de mis familiares son agricultores y ni le cuento los kilos de fruta que he recolectado para pagarme los estudios.

  • martin septiembre 18, 2009en5:12 pm

    Entiendo lo que dices. Me parece que no es necesario ser economista para darse cuenta rápidamente de eso. Además la formación del agrónomo contempla la economía. De todas maneras esto no es una competencia de estudios. Simplemente me parece bastante ingenua tu crítica, si bien coicidimos que el texto puede ser algo sensacionalista, pero bueno, también está escrito por una periodista y no por un científico, y si fuera estrictamente usando la comunicación científica te aseguro que la divulgación sería mucho menor. También sería interesante que mires la historia, un ejemplo claro ocurrió en Argentina en la época de los 90, cuando durante la llamada segunda revolucion verde, la mitad de los pequeños agriculturos fue desplazada por no poder aggionarse a los cambios tecnológicos por carecer de un capital que los respalde, independientemente si habían optado o no por ello.Y ahí es donde hago hincapié es que uno no es libre del sistema dominante impuesto. Hoy en Argentina hay más de 18 millones de Ha de soja transgénica.

    Por supuesto que Monsanto no es el único monstruo, también hay quienes le han puesto el precio a su dignidad y lamentablemente al pueblo que representan. También es claro que las multinacionales no son niñitos inocentes, están detrás del dinero y muchos fraudes hemos sufrido al respecto. Hoy en día tienes el claro ejemplo con la llamada crisis mundial.
    Me parece que el tema es mucho más profundo, y que tu crítica es muy liviana y superficial y es ahí donde digo que deberías interiorizarte, porque si no, es como la crítica del que toca solo de oído y tan poco argumentada como a ti te parece la de Monique. Esta mujer, seguramente ha investigado del tema mucho más de lo que ha expuesto en el libro y de lo que has leído tu. De todas maneras siempre me parece importante poder debatir respetuosamente. Celebro que des este espacio. Cordiales saludos!

  • Tenamaztle septiembre 24, 2009en4:55 pm

    Lo que percibe un poeta y un cientifico puede discrepar diametralmente. Quedan ambos vulnerados por la falta de poesia en el reporte cientifico y la falta de objetividad en la expresion poetica? Si una transnacional paga billones de dolares en esparcir universalmente su punto de vista, debe ser replicada con una inversion equivalente? Yo aceptaria una critica hacia la autora si carece de oficio, y al contenido del mismo si no es elocuente ante el lector tipico a quien va dirigido; ya en lo particular, si el tema carece de originalidad. Cumpliendo estas 3 requisitos, alabo el libro. La autora tiene oficio, es elocuente y el tema es original. Nada de ello percibo en el critico, cosa que me desmotiva para leer nuevamente lo que exprese. Lo opuesto me acontece con lo que hiciera la Sra. Robin.

    Trabaje la mitad de mi vida para 3 distintas transnacionales Americanas. Mi actividad me llevo a vivir en China, Brasil, Puerto Rico, Guatemala y Mexico. Ninguna -desafortunadamente para mi- es inmaculada, ni altruista; como dijo John Foster Dulles en publico: Estados Unidos no tiene amigos, solo intereses. El y su hermano (director de la CIA) eran accionistas y estaban en el consejo de United Fruit Company, ahora conocida como Chiquita Banana.

  • Palimp septiembre 25, 2009en1:12 pm

    Martin, en absoluto quiero que sea esto una competencia de estudios puesto que respecto al tema que nos ocupa yo no tengo ningunos. Creo que el problema es que espera de mi crítica una toma de postura sobre el tema Monsanto/Transgénicos, pero yo lo único que hago es criticar al libro en sí. Por supuesto que el tema es más complejo, y, como ya he dicho varias veces, no dudo de que Monsanto no sea trigo limpio. Pero insisto en que la crítica de la autora tampoco es acertada. Si esto convierte a mi crítica en ingénua así será.

    Cualquier intercambio de opiniones desde el respeto mutuo me parece enriquecedora. Gracias por contribuir.

  • Palimp septiembre 25, 2009en1:16 pm

    Tenamaztle, no entiendo su primera parte de la crítica a mi crítica pero le contesto a la segunda. Me parece muy bien que para usted los parámetros para admitir un libro basándose en el oficio, elocuencia y originalidad. Para mí pesa más la buena fundamentación que la elocuencia y la rigurosidad que la originalidad. Como inciso, tampoco es que este libro sea muy original.

    Es muy libre de dejarde leer mis críticas por mis carencias y de seguir leyendo a la sra. Robin. No es algo que me vaya a quitar el sueño, pero como crítica a mi crítica me parece un poco pobre.

  • Glifosato enero 8, 2010en9:39 am

    Me pierdo con el lenguaje técnico y mis disculpas. La critica de un libro por científico o menos científico que parezca, creo que no merece una etiqueta de un lector que diga es malo y punto. Sencillamente la crítica se cae cuando usas esas palabras. Tus comentarios deberían ser tu «juicio» y que los demás hagamos lo mismo con lo que leemos. Está bien recomendarlo, así tu lo no lo consideres. Un libro pasa por ser leído de muchas formas y encontrar cosas nuevas e incluso sus errores, más los intereses del lector, como creo tu encuentras en el texto de Robin. Yo leí el capítulo sobre Colombia, que siendo tan delicado y nefasto (P.137-139)sobre el agente naranja en Colombia, lo encuentro pobre y de allí podría haber sacado mucho jugo para criticar MR a Monsanto. Tampoco sé mucho, ni soy economista, ni biólogo, ni tecnocráta, de hecho he aprendido leyendo los comentarios a tu critica. Me gustó el debate en general.

    Quisiera dejar un par de preguntas que me llaman la atención sobre el uso del Round Up Ultra/Glifosato y la variación que están elaborando en Colombia, no sé que laboratorio, el Cosmo Flux 411 y el Cosmo-in D, si alguien pudiera darme sus comentarios le agradecería mucho o si la persona que ha escrito que conoce a MR puede darme su mail (manguare@terra.com) y se lo preguntaría directamente a ella: saben ustedes cuánto se gana Monsanto con la venta del Glifosato en Colombia para la aspersión aérea contra los cultivos proscritos; conocen ustedes las consecuencias del daño medioambiental entre la frontera Colombia-Ecuador por la erradicación de cultivos ilícitos y cuántas cosechas de cultivos tradicionales han perdido los campesinos desde la utilización de los herbicidas; cómo podría ser recomendable el uso del Glifosato en caso de que no sea mala ni la aspersión ni el mismo; si en Colombia se vienen usando estos herbicidas como se entiende eso en la lógica multinacional, si es con su venia o no, o si se hacen protocolos de seguridad en el uso y el abuso? estas son algunas cuestiones que me hubiese gustado encontrar en el libro con un ejemplo tan delicado como he dicho.

    También y este dato les dejo para vuestro interés es que se están sembrando enormes extensiones de tierra rica en diversidad en la llamada cuenca del pacífico colombiano, concretamente en el Departamento del Chocó, con cultivos de Palma para la exportación y luego extracción de aceite, esto lo vienen anunciando y denunciando algunas organizaciones ecologistas y de derechos humanos porque se han cometido delitos colectivos y particulares.

    Muchas gracias y espero que sigamos leyendo y estudiando.

  • Romina marzo 22, 2010en1:14 am

    ¡Hola a todos! Recientemente ví el documental de Marie-Monique Robin y, considerando el impacto que me produjo, estoy tratando de informarme más sobre el tema. Si bien la crítica de Juan Pablo es poco alentadora, previniéndonos sobre las exageraciones y la parcialidad de Robin, me gustaría leer el libro para terminar de formar mi opinión respecto de esta problemática y de la posición de la autora.
    De todas maneras, siento que Juan Pablo acertó al hablar sobre «…estos ataques a lo transgénico…» Tuve la misma impresión al ver el documental. Como estudiante de Biología me preocupó ver que se dejaba a los transgénicos algo mal parados en la historia. El trabajo de Robin muestra varias situaciones en las que la introducción de los transgénicos tuvo consecuencias negativas, pero no enfatiza el hecho de que los organismos genéticamente modificados y los productos que de ellos se obtienen no deberían ser tratados como «peligrosos» per se, sino que deben ser testeados científicamente y aprobados por las autoridades competentes de cada estado. La corrupción de dichas autoridades -que cedieron a la presión de la multinacional para «hacer la vista gorda» en detrimento de la población a la que debían proteger- y la inescrupulosidad de la empresa son las verdaderas responsables de esos efectos adversos. A mi juicio, presuponer la igualdad entre un producto «normal» y uno transgénico es tan extremo como rechazar de antemano a estos últimos sin hacer un análisis; creo que a los transgénicos por lo menos se les debe conceder el beneficio de la duda y buscar, en cada caso, pruebas que avalen su inocuidad frente a la salud y el ambiente antes de aprobarlos. Del modo que el tema es tratado en el documental, cualquier espectador poco versado en el tema de los transgénicos podría concluir erróneamente de que los OGM y sus productos derivados son monstruosidades que deberían ser prohibidas sin más, ignorando los potenciales beneficios que la aplicación responsable de estas técnicas podría aportar a la sociedad. Reconozco que este modo de retratar los hechos no contribuye a informar objetivamente, y podría servir a otros intereses.
    Por último quiero decir que me parece fantástico que se debata sobre el tema y se señalen distintas posturas al respecto, más aún con el respeto que se ve en todos los comentarios. Saludos para todos.

  • Palimp marzo 22, 2010en5:40 pm

    Gracias Romina por el tono correcto de su comentario y me alegra que coincida conmigo en que satanizar a los transgénicos per se no tiene mucho sentido. Sobre todo por ser estudiante de bilogía y, por lo tanto, más experta que yo en este tema.

    Un saludo,

  • Andy julio 12, 2011en6:22 pm

    Asi que Palimp no es ni siquiera experta en el tema? Carece de bases sólidas su crítica…..(igual que a quien le hace la crítica, según su opinión). Un fraude!

  • Palimp agosto 27, 2011en2:45 pm

    Tampoco la autora de este libro, porque aunque parece que haya investigado mucho, lo que transmite es que no se ha enterado del tema. Visión parcial y torticera.

  • Palimp noviembre 2, 2011en12:17 pm

    Otro enlace interesante:

    No es la tecnología, estúpidos

  • nir diciembre 6, 2012en4:38 am

    que estúpido!!! es un libro periodístico no un texto argumentativo…

  • Palimp diciembre 6, 2012en7:30 pm

    Periodismo del malo, si no tiene argumentos.

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