La muerte de Shakespeare

octubre 14, 2007

shakespeareQue en el Cuchitril tengo querencia por William Shakespeare se demuestra por las 26 entradas (27 con esta) que tiene dedicadas. Al margen de polémicas sobre si fue él u otra persona quien escribió sus obras la calidad de éstas está fuera de toda duda. Pero hoy no quiero hablar de su producción literaria, sino de su muerte.

En alguna otra ocasión hemos hablado aquí de Nieves Concostrina, periodista y escritora especializada en temas mortuorios. Ha trabajado en varias cadenas de radio haciendo microprogramas, entre los que destaca Polvo eres, noticias y anécdotas de la historia relacionadas con la muerte. Hoy les traigo una selección en los que nos habla de las circunstancias que rodearon el deceso de Shakespeare.

Empecemos con su epitafio, de una calidad tan diferente a su obra que pone en duda que fuera él quien lo escribiera:

Epitafio de Shakespeare, Newton y Boltzmann

Aunque su muerte se atribuyó durante mucho tiempo a las complicaciones tras una borrachera, parece que la cosa no fue así:

¿Qué mató a William Shakespeare?

Muere Shakespeare

Sobre el estado actual de la tumba de Shakespeare y por qué está allí nos lo explica Nieves en este programa:

La tumba de Shakespeare

Una serie de datos que no suelen aparecer en las biografías pero que nos ilustran sobre el final de uno de los grandes genios de la literatura.

2 comentarios

  • Seikilos octubre 14, 2007en6:43 pm

    «…pero una mañana lo sobrecogieron el hastío y el horror de ser tantos reyes que mueren por la espada y tantos desdichados amantes que convergen, divergen y melodiosamente agonizan. Aquel mismo día resolvió la venta de su teatro. Antes de una semana había regresado al pueblo natal, donde recuperó los árboles y el río de la niñez y no los vinculó a aquellos otros que había celebrado su musa,
    ilustres de alusión mitológica y de voces latinas. Tenía que ser alguien; fue un empresario retirado que ha hecho fortuna y a quien le interesan los préstamos, los litigios y la pequeña usura. En ese carácter dictó el árido testamento que conocemos, del que deliberadamente excluyó todo rasgo patético o literario. Solían visitar su retiro amigos de Londres, y él retomaba para ellos el papel de poeta.
    La historia agrega que, antes o después de morir, se supo frente a Dios y le dijo: “Yo, que tantos hombres he sido en vano, quiero ser uno y yo”. La voz de Dios le contestó desde un torbellino: “Yo tampoco soy; yo soñé el mundo como tú soñaste tu obra, mi Shakespeare, y entre las formas de mi sueño estabas tú, que como yo eres muchos y nadie”.

    (J. L. Borges)

  • Palimp octubre 15, 2007en3:16 pm

    Queda claro que la literatura supera a la realidad. Gracias por el texto.

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