Juan Soto Ivars. Ajedrez para un detective novato.

agosto 27, 2014

Juan Soto Ivars, Ajedrez para un detective novato
Algaida, 2013. 374 páginas.

Me gustó mucho la antología Mi madre es un pez, así que busqué algo de los compiladores. Ya he leído Agua dura de Sergi Bellver y ahora le toca a Juan Soto Ivars.

El protagonista se gana mal la vida como negro literario, hasta que en una fiesta con asesinato sorpresa pasa a convertirse en aprendiz del legendario detective Lapiedra. Iniciará un duro aprendizaje que cada día comienza con una partida de ajedrez. Atentados en retretes, estrangulamientos de prostitutas e incluso ninjas son algunos de los peligros a los que se irá enfrentando.

Con este libro me ha pasado una cosa curiosa; a medida que iba pensando cosas el propio libro parecía confirmarlas. Una vez comenzado el aprendizaje del detective en diferentes habilidades pensé que se parecía a Stone Junction (que todavía no he reseñado pero que cuando le toque su momento la pondré a parir). A las pocas páginas aparecía una referencia a esa misma novela (curiosamente en el apartado de como disfrazarse que toman opciones totalmente opuestas). Mediado el libro pensé que el autor lo estaba tomando como una inmensa broma; al poco me encuentro con el manifiesto de la agrupación dignidad del que pueden leer un fragmento al final. Lo que no he entendido es la cita de Knockemstiff, porque nada hay más alejado de tema y estilo de este libro que los cuentos de Donald Ray Pollock. Me ha dado la impresión de que el autor no se toma en serio su libro, y si él no lo hace, mal lo podemos hacer los lectores.

En uno de los poquísimos pies de página en referencia a un chiste malo el protagonista afirma que pedir perdón no es cosa suya, aunque el chiste sí lo es. Así es también el libro; una sucesión de chistes malos por los que no pide perdón. No le he encontrado mucho sentido ni, lo que es peor, la gracia.

Insustancial. Que lo pongan a parir aquí: “Ajedrez para un detective novato” de Juan Soto Ivars es más o menos normal (en esta ocasión tienen razón). En el resto de sitios lo ponen muy bien: Reseña – «Ajedrez para un detective novato» de Juan Soto Ivars y Ajedrez para un detective novato – Juan Soto Ivars , aunque muchos reconocen que la editorial les ha enviado el libro. Es curioso que se destaque su frescura, cuando una de las cosas que menos me ha gustado han sido sus tópicos.

Calificación: Flojillo.

Extracto:
A mí me salvó la vida el cagar, y puesto que a ello se lo debo todo me comprometí a dignificar este asunto tan necesario como el comer, y hoy me complace mucho estar ante ustedes inaugurando esta fundación. Han sido muchos años de trabajo y tremendas batallas y desoladoras cuitas lo que hemos tenido que atravesar. Bien cierto es que empecé yo solo, igual que se caga solo, en esta cruzada por la dignidad y la defensa del zurullo y del asunto de echarlo por el culo, pero también es verdad que no hubiéramos llegado tan lejos de no ser por todos ustedes y algunos que tristemente ya no están.
Hagamos un minuto de silencio por quienes no cagarán más.
Gloria a todos.
Bien. Nuestra fundación nace hoy con el mismo vigor con que asoma del cuerpo humano un recio bastón intestinal. Su misión es defender la deyección humana y dignificarla, en contra de todas las personas que se han mofado de ella, que han hecho bromas a costa de la almorrana o el forúnculo y aun de las barrocas creaciones del intestino grueso. Contra todos aquéllos que, en una sociedad civilizada, se empeñan todavía en hacer chiste de algo tan natural y tan necesario. Lucharemos contra la tradición, contra esa palabra malvada que es «escatolo-
gía», batallaremos todos los sentidos cagones que consideramos esta parte final del proceso nutritivo un asunto de importancia capital para la supervivencia humana.
Todo el mundo sabe cómo fue que me salvé de la muerte, pero es bonito recordarlo. Yo estaba cagando cuando los ladrones entraron en mi vivienda y asesinaron a mi compañera, Isis Velasco, y de no haber estado yo en el cuarto de aseo hubiera corrido la misma suerte. Salí de mi fortaleza después de limpiarme el culo con esmero. Todos sabemos que hasta en la mayor catástrofe conviene observar la higiene del culo, pues si hay que correr será menos fatigoso y si hay que sentarse será más cómodo. Así que me limpié el culo hasta que el papel quedaba blanco después de la pasada y me subí los pantalones y salí. Mi esposa estaba tirada en el suelo. Se habían llevado la televisión de plasma y las joyas que ella guardaba y luego la habían matado. Después de llamar a la ambulancia y la Policía recordé que no había tirado de la cadena. Fui al váter y cuando vi mis zurullos en la taza empecé a
llorar.
Gracias. Gracias, por vuestros aplausos, amigos míos, compañeros. Empecé a llorar de gratitud al ver esa masa vitalista que se apretaba en el cuenquillo de la taza. Esa parte de mí que no sabía de mi pena, que tampoco sabía que me había salvado la vida. Ese objeto inanimado y marrón al que yo le debía tanto. Tiré de la cadena y fue entonces cuando tuve la idea de ayudar al ñordo, pero tardaría algún tiempo en darme cuenta de cuáles eran sus verdaderos problemas.

2 comentarios

  • Ana Blasfuemia agosto 27, 2014en8:17 pm

    Alto y claro… El riesgo de que te envíen las editoriales es caer en dulcificar las sensaciones que te causa una lectura. O a lo mejor la buena predisposición previa mejora la lectura…

    Gracias y un saludo

  • Palimp septiembre 1, 2014en8:13 pm

    Lo cual no es malo en si mismo, sobre todo si se avisa. Gracias a ti por la visita.

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