Juan Mayorga.Teatro para minutos.

octubre 18, 2018

Juan Mayorga, Teatro para minutos
Ñaque, 2009. 180 páginas.

28 piezas breves, con sustancia suficiente para interpretarse por sí mismas, aunque algunas formen parte de obras más grandes. Ignoro el origen de cada una de las piezas, si son esbozos, si es un cajón de sastre de cosas que le resultaban interesantes al autor pero que no sabía dónde meterlas.

La calidad es desigual, algunas me han dejado frío y me pareció que no estaban a la altura de un dramaturgo de fama internacional y flamante sillón de la RAE. Pero hay algunas que, vamos, son de quitarse el sombrero y no volvérselo a poner.

Destaco las pertenecientes a la obra sobre la boda de la hija de Aznar, que tuve la suerte de ver en su momento y que no sólo era excelente, sino que ha resultado profética hasta límites escándalosos. Y la escena Las películas del invierno que me ha dejado con la boca abierta, el corazón encogido y la cabeza en las nubes. Magnífica.

Muy recomendable.

JUSTICIA
PETRA
BANQUETE DE BODA DE LA HIJA DEL PRESIDENTE, EN LA COCINA. MARI Y PETRA CUMPLEN ALLÍ UNA MONÓTONA TAREA! MARI PASA UN PLATO SUCIO A PETRA, QUIEN, AYUDÁNDOSE DE UN CUCHARÓN, VUELCA LOS RESTOS DE COMIDA EN UNA BOLSA DE BASURA. LA MANIOBRA SE REPITE UN MILLÓN DE VECES. MARI Y PETRA SÓLO INTERRUMPEN SU TAREA CADA VEZ QUE SE LLENA LA BOLSA. ENTONCES, MARI LA CIERRA Y ABRE OTRA BOLSA ANTE PETRA, Y VUELTA A EMPEZAR. LOS PLATOS -VACÍOS, SEMILLENOS O LLENOS- VAN LLEGANDO EN EL ORDEN PREVISTO EN EL MENÚ, A SABER:
JAMÓN Y LOMO IBÉRICO DE BELLOTA, CANAPÉS DE FOIE CON OPORTO, BROCHETAS DE JAMÓN DE FATO CON PINA, CRUDITÉS DE VERDURAS, TOMATITOS RELLENOS, ENSALADA DE LANGOSTINO EN TARTALETA, ROLLITOS DE SALMÓN, CREPÉS DE CREMA DE CAVIAR, CREPÉS DE BERRO CON QUESO, ROLLITOS DE PRIMAVERA, BRIK DE MORCILLA, MONTADITOS DE TORTILLA ESPAÑOLA, MUSUTOS DE CODORNIZ CON SALSA DE SOJA, REVUELTOS DE HONGOS EN TARTALETA, BROCHETA DE SEPIA, TARTALETA DE BACALAO, ENSALADA DE LUBINA CON LANGOSTINOS, PERDIZ ESTOFADA AL AROMA DE FRAMBUESA, MIGNARDISES Y, PARA FINALIZAR, MILHOJAS DE ALMENDRAS CARAMEUZADAS CON CREMAS DE MASCARPONE.
Un día un corderito se presenta ante Dios para quejarse de su suerte: «Señor, todos los seres de la Creación quieren hacer de mí su alimento. ¿Te parece justo?». Dios le contesta: «¿Que si me parece justo? ¿Qué quieres que te diga, corderito? Soy yo y, nada más mirarte, se me hace la boca agua». Es un cuento popular indio. También es un cuento popular chino.Y un cuento popular judío, y un cuento popular árabe. Es un cuento popular de todas partes, en todas las partes del mundo se cuenta la historia de Dios y el corderito. ¿Y sabes por qué? Porque en todas partes la gente es igual, la gente es lo mismo en todas partes. Tú dices: «Qué injusticia, tirar comida, con la de hambre que hay en el mundo, qué injusticia tanto jamón a la basura con la de niños que pasan hambre, qué injusticia». El mundo pasa hambre y tú y yo aquí, tirando a la basura platos medio llenos, raciones sin tocar, mira estas cigalas, mira estos langostinos. A ti este despilfarro te parece injusto. Claro que es injusto. El mundo es injusto. La vida es injusta. Pero así es la vida. La diferencia entre tú y yo, la diferencia entre los de izquierdas y los de derechas es que nosotros, los de derechas, en lugar de quejarnos, decimos: «Así es la vida». A ti te llama la atención que yo sea de derechas. A veces me sueltas: «Qué cosa más gilipollas, una pobre de derechas». Tú
me tienes por tonta, porque soy pobre y de derechas, pero yo no tengo un pelo de tonta. Tú sí que eres gilipollas. Todos los de izquierdas sois gilipollas. No sabéis lo que es la vida. O sf, lo sabéis, pero miráis para otro lado. Yo soy de derechas porque sé lo que es la vida y no miro para otro lado. Yo sé como es la gente. La gente se come a la gente. La gente es peligrosa. La gente es mala. Aquí y en todas partes. Por eso en todas partes entienden la historia del corderito, hasta los niños la entienden. Es un cuento de derechas y lo entienden en todas partes. Porque, en el fondo, todo el mundo es de derechas, aunque algunos no lo quieran reconocer, porque queda muy bien lamentarse de lo injusto que es el mundo. Pero, en realidad, todos somos de derechas, también tú. ¿Sabes qué es ser de derechas? Ser de derechas es saber que la gente es mala y que el mundo se divide en dos: tus amigos y tus enemigos. Tú dime: ¿quiénes son tus amigos? Si hubiese una guerra, ¿tú quién querrías que ganase, ésos que están ahí dentro tirando comida, o los hambrientos del mundo, que quieren quitarte lo poquito que tú tienes? Yo lo tengo claro: mis amigos son ésos que están ahí dentro tirando comida. El mundo está en guerra y hay que saber distinguir: o amigos o enemigos. Eso es ser de derechas, y yo soy de derechas. Y en el fondo tú también, pero la señora queda mejor yendo de triste por la vida, indignándose por cómo va el mundo, sobre todo en días como hoy, hoy la señora está muy enfadada. «Sólo hoy hemos tirado comida para alimentar un pueblo entero. Mira qué solomillo, mira qué muslos de codorniz». «Es un crimen», dices. No es un crimen, idiota, es una demostración de fuerza. Tiran la comida porque mandan, y el día que no la tiren ya puedes empezar a acojonarte. Tú y todos los de izquierdas. Porque el día en que éstos dejen de tirar la comida es que nuestro mundo se va a la puta mierda, con todos nosotros dentro, y con todos vosotros también, los de izquierdas. ¿Tú quién prefieres ser, Dios o el corderito? El cuento del corderito lo entienden en todas partes, y en todas partes se ríen del corderito, que el pobre va a pedir a Dios una pizca de justicia y Dios se descojona. Dios es de derechas. El mundo es de derechas. La vida es de derechas. Yo soy de derechas. Tú eres de izquierdas y mira para qué te sirve. ¿Para estar toda la tarde que si mira estos pasteles, que si mira esta tarta, que la estamos tirando enterita a la basura, con la de hambre que hay? ¿Para estar todo el día amarga, para eso te sirve ser de izquierdas? Si te hicieses de derechas, te ahorrarías más de un disgusto. Todos los de izquierdas sois gilipollas. Y unos amargaos. Eso es lo que sois los de izquierdas, unos gilipollas amargaos. Yo al menos me río de vez en cuando. Y, de vez en cuando, me como una gamba.
COGE UNA GAMBA, LA PELA, SE LA COME Y SIGUE VACIANDO PLATOS CON SU CUCHARÓN.

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