James Salter. La última noche.

abril 18, 2019

James Salter, La última noche
Salamandra, 2006. 158 páginas.
Tit. Or. Last night. Trad. Luis Murillo Fort.

Incluye los siguientes relatos:

Cometa
Los ojos de las estrellas
Contigo, Mi Señor
Cuánta diversión
El don
Platino
Palm Court
Bangkok
Arlington
La última noche

En la faja lo venden como el gran cuentista norteamericano, y me ha parecido una filfa. Se salva de la quema Bangkok , que es muy bueno y, en menor medida, Cuánta diversión. Otros, como Platino me han parecido horribles.

Leo por ahí mucha comparación con Carver y nada que ver. Eso sí, a todo el mundo le gusta. Aquí:La última noche y aquí son fans: La última noche.

No me ha gustado.


—¿Quererte?
Estaba retrepado en la silla. Por primera vez ella tuvo la impresión de que quizá había estado bebiendo un poco más de la cuenta. Por la expresión de su cara.
—Pensaba en ti a todas horas —dijo él—. Adoraba todo cuanto hacías. Lo que me gustaba era que fueses absolutamente nueva, y todo cuanto decías o hacías lo era. Eras incomparable. Contigo me parecía tenerlo todo en la vida, todo cuanto cualquiera puede soñar. Te veneraba.
—¿Como a ninguna otra mujer?
—Nunca me habría cansado de ti. Podría haberme deleitado contigo eternamente. Tú eras la elegida.
—¿Y Pam? ¿Con ella no te deleitas?
—Un poco. Pam es diferente.
—¿En qué sentido?
—Pam no toma todo eso y se lo entrega a otro. Yo no vuelvo inesperadamente de un viaje y me encuentro la cama deshecha donde tú y algún tipo habéis estado pasándolo bien.
—No lo pasamos tan bien.
—Qué pena.
—Nada bien, en realidad.
—Entonces, ¿por qué lo hiciste?
—No lo sé. Sentí el estúpido impulso de probar algo diferente. No sabía que la verdadera felicidad consiste en tener lo mismo todo el tiempo.
Se miró las manos. El reparó de nuevo en sus pulgares largos, flexibles.
—¿No opinas lo mismo? —preguntó ella fríamente.
—No seas antipática. Además, ¿qué sabes tú de la verdadera felicidad?
—Oh, la tuve.
—¿En serio?
—Sí —dijo ella—. Contigo.
El la miró. Ella no le devolvió la mirada, tampoco sonreía.
—Me marcho a Bangkok—dijo—. Bueno, primero a Hong Kong. ¿Has estado alguna vez en el hotel Peninsula?
—Nunca he estado en Hong Kong.
—Dicen que es el mejor hotel del mundo, incluidos los de Berlín, París y Tokio.
—Ni idea.
—Tú has estado en muchos hoteles. ¿Recuerdas Venecia, aquel pequeño hotel cerca del teatro?, ¿el agua en la calle, hasta las rodillas?
—Tengo mucho que hacer, Carol.
—Oh, vamos.
—Tengo un negocio.
—¿Sí? ¿Y cuánto vale este e.e. cummings? —preguntó ella—. Te lo compro y así podemos seguir charlando.
—Está vendido —dijo él.
—Pues todavía lleva el precio.
El se encogió de hombros.
—Contéstame a lo de Venecia —insistió ella.
—Sí, me acuerdo del hotel. Y ahora despidámonos.
—Me marcho a Bangkok con otra persona.
El notó un sutil vuelco en el corazón, apenas perceptible.

2 comentarios

  • Francisco H. González abril 18, 2019en10:30 pm

    Vaya. Lo que he leído suyo, novela y ensayo lo he disfrutado mucho, pero me doy por avisado si alguna vez me diera por leer sus relatos. Algo pasa con los enlaces a otras blogs que dan error.

  • Nacho abril 19, 2019en12:25 pm

    A mí me gusta el cuento «La última noche», aunque le sobra el último párrafo. Del resto, sé que los leí, pero no recuerdo nada…

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