J. Humbert. Mitología griega y romana.

diciembre 3, 2007

Ediciones G. Gili, 1978. 314 páginas.

J. Humbert, Mitología griega y romana
Diccionario de mitos

Ya me avisó Vigo de que iba este libro: una especie de diccionario-manual de bachillerato acerca de los mitos griegos. Empieza con los dioses mayores y va bajando de categoría hasta las fábulas y hechos diversos.

Su calidad no es excesiva, los nombres de los dioses son todos romanos (no aparece Zeus, sino Júpiter, etc.) y es bastante esquemático. Nada del otro mundo; a mí me ha servido para hacer un repaso mitológico y descubrir algunos personajes desconocidos. Hay libros mucho mejores del tema.

Escuchando: While You Were Sleeping. Elvis Perkins.


Extracto:[-]

Apenas los amigos de Cadmo hubieron bajado a la oscura caverna y empezaban a recoger el agua, cuando a causa del ruido que ellos hicieran despertóse el dragón. Llenos de espanto ante su terrible aspecto, dejan caer de sus manos los cántaros y quieren huir, pero el animal se lanza furioso sobre ellos, desgarra a unos con sus dientes, ahoga a otros arrollándolos entre los pliegues de su piel o envolviéndoles en su hálito envenenado.

Viendo Cadmo que no volvían y extrañando su tardanza, empezó a inquietarse. Entonces, después de haberse vestido con su piel de león, toma su lanza y sus dardos y se dirige precipitadamente hacia el bosque. ¡Qué espectáculo más horrendo se ofrece ante sus ojos! La enorme serpiente yacía recostada sobre los cuerpos de sus compañeros, bebiendo su sangre y alimentándose con sus carnes palpitantes aún. Cadmo no puede contener su furor y exclama: «¡Amigos, vuestra muerte será vengada o yo pereceré como vosotros!» Inmediatamente, con mano segura, lanza su dardo contra el monstruo, le hiere en la espina dorsal, y atravesándole el cuerpo de parte a parte le arranca la vida. Cuando vencido el monstruo, Cadmo se complace en contemplar la desmesurada corpulencia de su víctima y se goza en observar sus últimas convulsiones, Palas, que protege al héroe fenicio, baja del Olimpo y le ordena que siembre los dientes del dragón para que de esta manera pueda obtener un «nuevo pueblo*. Cadmo obedece sin alcanzar el sentido de la orden que la diosa le intima, ara la tierra y disemina en los surcos los dientes del monstruo. Tres dias después los terrones empiezan a moverse; primero surgen las puntas de las lanzas, después los cascos guarnecidos de plumas, seguidamente se destacan las espaldas, el pecho y los brazos nervudos de los nuevos hombres y al fin se agranda imperceptiblemente aquel extraño plantel de guerreros. Semejante batallón le infunde temor y se aprestaba ya a tomar las armas cuando uno de estos hijos de la tierra, dirigiéndose a él, le dice: «Deten tu brazo y permanece neutral en la guerra civil que vas a presenciar». Dichas estas palabras hundió su espada en el pecho de uno de sus hermanos y a su vez cayó también él herido por un dardo. El causante de tal muerte no sobrevivió a su crgnen y al cabo de pocos momentos perdió una existencia apenas comenzada. Toda la multitud se siente animada de igual furor y los desdichados hermanos luchan entre sí causándose la muerte y empapando con su sangre el suelo que acababa de engendrarlos. Solamente cinco quedaban en pie, uno de los cuales era Equión, quien habiendo depuesto las armas por orden de Palas, concertó la paz con sus hermanos prometiéndose, con un estrecho abrazo, amor y fidelidad. Convertidos éstos en compañeros de Cadmo, les encomendó la construcción de la ciudad que el oráculo le mandara edificar y que no era sino la famosa ciudad de Tebas. Cuando la hubieron terminado, Cadmo dictó leyes y tomó sabias medidas para mantener entre los ciudadanos la unión, el orden
y la paz (1).

Después tomó por esposa a Harmonía o Hermione, hija de Venus y Marte.

5 comentarios

  • Rodney diciembre 25, 2007en8:47 pm

    Exesivamente inspirante y lindo ese pasaje la verdad me ha gustado mucho este relato, quisiera descargar el libro pero no encuentro como ni donde, me encantaría leerlo. Por favor si aguién pudiece enviarmelo al correo rodneyalamarboys@gmail.com o talvéz decirme donde descargarlo gratis haganmelo saber se los pido encarecidamente.
    Sin más enormemente agradecido y deslumbrado por este libro me despido deseandoles un feliz y próspero nuevo año 2008 yo Rodney.

  • Palimp diciembre 27, 2007en4:56 pm

    Gracias por las felicitaciones. Desgraciadamente este libro no tiene caducados sus derechos, por lo que no podemos enviarlo. Pero puede buscar otros en nuestra sección de libros gratis:

    Libros gratis

  • rodrigo enero 31, 2009en9:23 pm

    favor de enviarmelo a mi correo anascopolanco@yahoo.es

  • Lukkas junio 6, 2010en7:27 pm

    Pienso que es Vd. severo en exceso con la crítica de “Mitología Griega y Romana” de Jean Humbert.

    Para valorar un libro (o cualquier obra artística), es necesario considerar el momento de su creación. Pues bien, Jean Humbert vivió entre 1792 y 1851. El libro en su formato actual (pero sin ilustraciones) fue editado en París en 1847. Ésta era la tercera edición, las anteriores habían tenido forma de diccionario. Sólo el hecho de que desde entonces (mediados del siglo XIX, ojo!), hasta ahora (2010) existan reediciones casi constantes de este texto, da fe de su calidad.

    Por otra parte, en el Louvre, en el Prado o en el Británico, podrá Vd. observar cientos (si no miles) de cuadros de temática mitológica y siempre verá que la nomenclatura de dioses y héroes es latina, no griega. Y esto es así, porque ni los renacentistas, ni los barrocos ni prácticamente los neoclásicos llegaron jamás a oír el vocablo “Zeus”. Otra cosa era en la Europa Oriental que fue un día bizantina, eso sí. Pero como desgraciadamente para la cultura, esa Europa estuvo bajo la férula turca hasta principios del XIX, su visión (y nomenclatura) de los mitos no nos ha llegado hasta bien entrado el siglo XX.

    Por tanto, Humbert recoge los nombres que le ha legado la tradición occidental y relata con ellos sus historias de una manera tan clara, tan amena y magistral, que es uno de esos libros que si los toma uno en la adolescencia (que es el público al que por otra parte, va dirigido), le marca para toda la vida. Además de permitirle entender un cuadro, un soneto o muchas obras musicales.

    Si a todo lo dicho le añadimos la excelencia de las ilustraciones que acompañan a las últimas ediciones, hay que reconocer que estamos ante un libro de “diez sobre diez”.

  • Palimp junio 7, 2010en4:48 pm

    A veces se juzga con ligereaz desde la ignorancia, y éste ha sido mi caso. Le agradezco la información que proporciona que permite situar y valorar al libro en su contexto.

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