Astiberri, 2005. 96 páginas. Historias de la niñez de Martín Mostaza, centrándose como siempre en lo cotidiano, momentos tiernos sin gran trascendencia pero muy bien contados. Fermín Solís tiene mucho talento para contar historias, y estas nos traen el recuerdo de nuestra infancia, más libre y salvaje que la de ahora. Muy recomendable. Otra reseña: El año que vimos nevar