Edgardo Dobry. El lago de los botes.
Poesía / septiembre 23, 2016

Random House Mondadori, 2005. 90 páginas. Al año de vivir en Barcelona me fui a un piso compartido en el barrio Gótico. Seguíamos recibiendo correspondencia del anterior inquilino. Me interesaban, sobre todo, invitaciones a las inauguraciones del Macba (que solían incluir bebida gratis ¡ay, la juventud!). Con el tiempo dejaron de llegar, pero siempre retuve el nombre, que no es otro que el autor de este libro. No deja de ser curioso que se incluya un poema Escalera real, que trata sobre lo mismo, correos que llegan a otro destinatario. Supongo que se cierra el ciclo. Respecto al libro, ya conocen mi poco ojo para la poesía. Dos o tres han conseguido emocionarme. El resto me han parecido simplemente agradables. TMB Tiembla la vereda, el metro pasa debajo, no digas que el gorrión es una fusa en el pentagrama de tiza del avión que acá no bajará, di: el estruendo estéril del avión, di: ese grito de tormenta evaporada. Di que los peruanos pasean viejitos por la Vía Layetana, di: ciudad agujereada, entraña de ciudad, bolo de gente que se apura, perpetua indigestión, exudación por escaleras de granito. Di: donde hubo un cine hubo una casa ocupada, hay un baldío,…

LuisD. Borra.
Cómic / septiembre 22, 2016

La Cúpula, 2011. 112 páginas. Tierna evocación de las amistades de la niñez y la infancia, a través de una cuadrilla de amigos que juegan en las ruinas de una fábrica. Está bien narrada, con una curiosa mezcla de fragmentos temporales y tiene cierto simbolismo. Con todo, es más simpática que redonda.

Javier Hernández. Chapuzas de amor.
Cómic / septiembre 21, 2016

La Cúpula, 2015. 124 páginas. Tit. Or. The love bunglers. trad. Lorenzo Díaz. Una historia de amor con un final inesperado. Si tenemos que juzgar la calidad de una obra por el tiempo que se enrosca en la memoria no cabe duda de que es uno de los mejores cómics que he leído. De los que dan ganas de releerlo apenas llegas al final.

Arkadi y Boris Strugatski. Stalker.
Ci-Fi / septiembre 20, 2016

Gigamesh , 2015. 192 páginas. Trad. Raquel Marqués. Algún relato de baja calidad o mala traducción había leído de los Strugatski y los había dejado de lado. Pero tanto y bueno se hablaba en la red de este Stalker que dejé de lado prejucios. Menos mal. Mucho se ha escrito sobre los primeros contactos, pero poco tan original. Los extraterrestres han visitado la tierra, sí, pero nos han ignorado por completo. Pero los puntos de contacto ha quedado modificados: las llamadas Zonas son sitios peligrosos en los que se pueden encontrar restos de tecnología alienígena pero también trampas mortales. Hay investigación internacional, pero también personas individuales, los stalkers, que se arriesgan a entrar por su cuenta en las Zonas para vender lo que puedan encontrar. Centrado por completo en el efecto que tiene la disrupción en el entorno y en lo duro que puede ser la vida para un stalker el único fallo que le he encontrado a la novela es que se hace corta. Historia muy bien construída y sugerente. Mira, en aquella casa de ladrillo vivía nuestro maestro de aritmética, ese al que llamábamos el Coma. Era un pelmazo y un infeliz. Su segunda mujer lo dejó justo…

Furillo. Nosotros llegamos primero.
Cómic / septiembre 19, 2016

Autsaider Cómics, 2014. 104 páginas. Hay gente que no se cree que los americanos llegaron a la luna. Claro que llegaron. Lo que pocos saben -por que es aún más increíble- es que los españoles llegaron primero. A las órdenes del caudillo, empeñado en que había que clavar la rojigualda en la luna el coronel Buitrago junto con el científico Neimeyer y algo de ayuda de la casualidad el casposo imperio español se embarca en la gloriosa aventura de conquistar nuestro satélite. Divertidísimo retrato del franquismo con un dibujo sucio que encaja como un guante a lo que se cuenta. Descacharrante. Sí, hijo de puta, los españoles llegamos primero a la luna