Algaida, 2013. 374 páginas. Me gustó mucho la antología Mi madre es un pez, así que busqué algo de los compiladores. Ya he leído Agua dura de Sergi Bellver y ahora le toca a Juan Soto Ivars. El protagonista se gana mal la vida como negro literario, hasta que en una fiesta con asesinato sorpresa pasa a convertirse en aprendiz del legendario detective Lapiedra. Iniciará un duro aprendizaje que cada día comienza con una partida de ajedrez. Atentados en retretes, estrangulamientos de prostitutas e incluso ninjas son algunos de los peligros a los que se irá enfrentando. Con este libro me ha pasado una cosa curiosa; a medida que iba pensando cosas el propio libro parecía confirmarlas. Una vez comenzado el aprendizaje del detective en diferentes habilidades pensé que se parecía a Stone Junction (que todavía no he reseñado pero que cuando le toque su momento la pondré a parir). A las pocas páginas aparecía una referencia a esa misma novela (curiosamente en el apartado de como disfrazarse que toman opciones totalmente opuestas). Mediado el libro pensé que el autor lo estaba tomando como una inmensa broma; al poco me encuentro con el manifiesto de la agrupación dignidad del que…