La cultura no se va a acabar
Noticias / febrero 15, 2012

Mientras nos dure la inspiración y la ilusión, seguimos escribiendo. El libro digital lo mismo nos acaba de barrer del mapa o nos permite llegar a los lectores saltándonos dos intermediarios, el editor y el librero, que por cierto se llevan el noventa por ciento del porcentaje de la tirada con respecto al escritor. La literatura es una cosa y la vida literaria es otra. Anunciar como se ha anunciado estos días, por parte de una de esas inexplicables primeras figuras del gremio, que no vas escribir más porque han pirateado tu libro no es más que una estrategia de marketing. Y se nota. Ningún pintor dejó de pintar cuando apareció la fotografía. Ningún actor dejó de pisar los escenarios cuando llegó el cine. Si llevas dentro el veneno, lo llevas siempre. Te pirateen o no te pirateen. Vendas o no vendas. Lo demás es farándula. Rafael Marín en su bitácora Crisei

Leopoldo Alas. Bochorno.
Novela / febrero 15, 2012

Versal, 1991. 366 páginas. Siempre había querido leer algo de Leopoldo Alas, sobrino-bisnieto del famoso ‘Clarín’ y de mi tierra. Falleció, y la lectura de su novela fue al mismo tiempo un homenaje. Aunque el protagonista es Blas Ibáñez, escritor en plena crisis creativa, es una novela coral por la que transitan unos curiosos personajes, muy de los ochenta: la transexual toxicómana Kari la Picá, Valeria baroja, bibliómana insatisfecha o Jacques Bataille, coleccionista de anécdotas. Como dato curioso todos los personajes tienen apellidos de escritores famosos. Aunque el ambiente ha envejecido mucho y los extractos que pongo al final son muy subidos de tono, lo cierto es que la novela es muy tierna y me gustó mucho. Desde luego se merece más que la inexistencia en internet que tiene (no hay ninguna referencia busando en google), y me da pena que esta breve reseña sea su único testimonio. Leeré más del autor. Calificación: Bueno. Un día, un libro (168/365) Extracto: —¡Al agua! —gritó, y corrieron los dos hacia el mar. El Pacífico es tan templado, que dan ganas de convertirse en pez y quedarse a vivir en él para siempre. Chapotearon, se hicieron agua-dillas, se abrazaron muy fuerte. Y era…